Sus cuerpos estaban pegados, se aferraban el uno al otro y sus cabezas se hundían en el hombro del otro, quizá por miedo a quedarse solos en la oscuridad. Todo estaba tan oscuro, era inquietante. Ambos corazones les latían violentamente en el pecho.
Habian aterrizado, desconcertados y aún abrazados empezaron a incorporarse. Abrieron los ojos primero, luego intentaron calmarse un poco. Estaban vivos, eso era una buena señal. Lo extraño fue que la caída, aunque violenta, no había dolido tanto como imaginaban. De hecho el suelo parecía blando, nada duro ni doloroso, solo polvoriento y viejo. El hedor lo dejaba bastante claro, pero aun así era bastante cómodo.
Entonces Ethan se dispuso a averiguar sobre qué estaban tendidos. Cuando su mano sintió aquel extraño relleno esponjoso, lo reconoció. Sus cuerpos se encontraban tendidos en un cúmulo enorme de paja reseca y sucia, en el fondo de una especie de agujero cilíndrico que se alargaba a gran distancia.
Charlotte en cambio no parecía tener ningún interés en averiguar que ocurría a su alrededor, se concentraba en aferrar la camisa de Ethan cómo si de su vida se tratara.
—¿Charlotte?
—¿Qué? —dijo temblorosa. Le faltaba la voz, conservaba el sudor frío de la caída y le dolía todo el cuerpo. Hablar no era lo que más le apetecía.
—Ya puedes soltarme... —dijo divertido, aunque no podía negar lo cómoda que le parecía la situación.
—Ja... ja... —rió sarcástica—. Que gracioso...
Charlotte soltó al fin la camisa de Ethan y se apartó delicadamente. Cuando se incorporó, se colocó la mano en el pecho para calmarse.
Su caída había levantado el polvo acumulado en la paja. Quién sabia la última vez que aquel sitio se había limpiado. Incluso la paja había perdido su color original, se veía desgastada y sucia, o eso podían suponer los chicos pues no podían distinguir mucho.
La chica se levantó para estirar las piernas moradas y entumecidas. Luego intentó sacudir el polvo de la ropa pero fue inútil, entre la suciedad del suelo de la primera trampilla, por ambas caídas, y el caer a aquel pozo, su ropa podía darse por perdida. Y su cara no se quedaba atrás, también parecía sucia como la de Ethan. Fijó la mirada en la pared rocosa y cilíndrica que los rodeaba y extendió ambos brazos horizontalmente. Para su sorpresa podía tocar con los dos extremos la pared, era tan pequeño que si abrías los brazos podías tocar la única pared que los rodeaban con ambas manos. Claustrofóbico.
—¡Chicos! —oyeron, entonces, la inconfundible voz de Ariadna desde arriba—. ¿Nos oís? —Ambos intentaron divisarla, solo vieron un punto de luz en la distancia.
—¡Si! ¡Sacadnos de aquí! —gritó Charlotte colocando las manos alrededor de la boca.
—¡Vamos a buscar una cuerda! —gritó James. Si daba esperanzas supuestamente los calmaría, pero en verdad no tenia ni remota idea de cómo iban a encontrar una cuerda.
Ethan se dejó caer sobre la paja. La caída también le había dolido a él.
—Sabes... —empezó a decir con sorna—. Todo esto no hubiera pasado si me hubieras dejado abrir las cajas. ¿Tanto te habría costado darme la razón, por una vez?
—No intentes que me sienta culpable, porque no lo vas a conseguir. Aquí el único que tiene la culpa eres tú —lo señaló con el dedo índice—. Si escucharas la opinión de los demás y por un momento no pensaras en ti mismo no estaríamos aquí. Se te sube el ego a la cabeza y haces lo que te sale del alma sin pensar en las consecuencias, ni en los demás.
—¿¡De veras crees que me conoces!?
—¡Pues si! Eres como todos, un arrogante y un mujeriego sin remedio —escupió enfurecida—. Ya no me lo trago.
![](https://img.wattpad.com/cover/11669887-288-k434008.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Los Inefables (Editando)
Teen FictionAlgo tan increíble que no puede ser descrito con palabras, eso es inefable. Durante tu vida encontrarás momentos, sentimientos y personas inefables. Ellas eran cinco. Nicky era adicta al Heavy Metal, a los videojuegos y al negro. Ariadna era una so...