Capítulo 5: Abogacía, medicina, arte y periodismo

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¿Qué sucede? —preguntó Courfeyrac haciéndose el inocente.

—¿Nada que deberías contarnos? —preguntó su padre apoyando su mano en el hombro de Margot.

—¿No? —respondió dudoso viendo como alguien se les acercaba por detrás.

—¿Estás seguro que nada, mi querido prometido? —Margot levantó una ceja y Courfeyrac tragó saliva.

Miró quién era la persona que estaba por saludarles a todos, y para evitar que llegara a hablar con su padre sobre temas de matrimonio, tomó a Margot de las manos, la atrajo hacia si mismo y la besó. No en los labios, pero sí cerca de ellos, y cualquier persona que hubiera estado a más de un metro de distancia de la pareja pensaría que le había besado en la boca. A pesar de que la chica quería alejarse, el abogado la tenía agarrado muy fuerte de las muñecas, lo cual hacía imposible su huida. Consiguió que Vivian entrecerrara sus ojos con asco y se marchara del salón, y eso le fue suficiente para soltar a la muchacha, quien le miraba con odio y repugnancia. Antes de que nadie más pudiera reaccionar, le dio una bofetada en la mejilla que sonó, llamando la atención de algunos en la sala.

—No me puedo creer lo que acabas de hacer —dijo a punto de echarse a llorar—. Lo esperaría de otros, pero no de ti, Courfeyrac.

—Philippe, estoy muy decepcionado contigo —le riñó su padre diciendo su nombre de pila—. Tu madre estaría decepcionada.

—Courfeyrac —le corrigió el abogado—. Mi nombre es Courfeyrac, no Philippe, así que no me vuelvas a llamar así.

—Es el nombre que tu madre y yo elegimos para ti, y no vas a poder ignorarlo siempre, tarde o temprano tendrás que firmar con él.

—No merezco ese nombre ni nada que esté relacionado con madre.

—No puedes enfadarte con ella de por vida.

—¿Me pones a prueba?

—Courfeyrac, me da igual —Margot interrumpió la conversación padre-hijo enfadadísima—. Cómo si te llamas Courfeyrac, cómo si te llamas Philippe, nos da igual. 

  —Te lo puedo explicar —continuó disculpándose el abogado ignorando completamente a su padre.

—¿Para no casarte con Vivian? —preguntó ella, sabiendo ya la respuesta—. Puedo ser mujer, pero no gilipollas.

—En ningún momento creí que lo fueras...

—¿Seguro? Porque me tratas como tal.

—Pero te escogí por una razón —el abogado intentó recuperar a situación, sin éxito.

—No lo intentes arreglar, ¿de acuerdo? Déjalo así —suspiró sin dejarle terminar para después quitarse unas pocas lágrimas que empezaban a salir—. Mira, yo creí que eras distinto, pero solo resultas ser un burgués más que piensa poder controlar todo y a todos. Tengo una mala noticia: la vida no es así.

La chica se marchó en seguida para que no pudiera añadir nada más y pronto le acompañó Monsieur de Courfeyrac, quién miró a su hijo con decepción y siguió a Margot con paso lento.

—¿Te ha valido la pena? —preguntó Combeferre unos instantes después poniendo su mano en el hombro de su compañero.

—Si queréis, podéis quedaros a pasar la noche. Pediré que os preparen unas habitaciones —Courfeyrac ignoró a su amigo y movió el hombro para quitarse su mano para, acto seguido, salir de la casa con las manos en los bolsillos.

Mientras los demás intentaban encontrar una aclaración a lo que acababa de suceder, el médico y Jehan fueron a buscar al abogado para que les explicara la razón por la que había utilizado a Margot y así no casarse con la tal Vivian, puesto que deducían que había gato encerrado detrás de esa situación. Scarlett tomó de la mano a Enjolras y le guió al jardín, dejando a solo a Grantaire, quién decidió ir a por algo de beber, pues no pensaba poder aguantar sobrio ni un minuto más. Al menos no en ese sitio.

Drink with me {Enjoltaire}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora