Dangerous Obsession [Adaptada]

Capítulo 16

Senia se acercó a nosotros con la libretita para anotar lo que íbamos a tomar. Cuando lo hizo miró fijo a Carolina.

—Hola mucho gusto, soy Senia —le dijo y estiró su mano para que ella la tomara.

Carolina sonriéndole amablemente tomó su mano.

—Soy Carolina —dijo ella.

—Eres nueva —habló Senia asintiendo.

—No, Senia —le hablé al reaccionar sobre aquello. Pero fue demasiado tarde. Ella giró y se dirigió a todos en el lugar.

—¡Muchachos, tenemos una integrante nueva en la taberna! —gritó contenta. Todos comenzaron a aplaudir y silbar —¡Hay que darle la bienvenida!

—¡No, no, no claro que no! —dije poniéndome de pie.

—Ven, Carolina —dijo Senia y le tendió la mano para que ella la tomara. Con un poco de duda Carolina la tomó y caminó detrás de ella hasta la barra. Harrison, Fox y yo fuimos detrás de ellas, con todo el mundo detrás de nosotros también.

—Senia, por favor no lo hagas —le rogué.

—¿Por qué? Solo quiero darle la bienvenida al lugar —me dijo ella. Mientras iba llenando un gran vaso con cerveza. Miré a Carolina.

—Vamos, cariño, no tienes que hacer esto —le dije. La castaña me miró bien, y luego miró a Senia que estaba frente a ella.

—Tom, no seas aguafiestas —me regañó Senia. Senia colocó el gran vaso frente a Carolina. Ella lo miró bien —Tienes que hacer fondo de este vaso, y luego te giraremos sobre la silla, para que estés más feliz.

—No lo hagas, Carolina. Así no eres tú —dije casi desesperado.

La castaña miró a Senia y volvió a mirarme a mí.

—¿Acaso crees que no puedo hacerlo, Holland? —me preguntó.

—No, no es eso. Sino que puede hacerte mal...

—Carolina, mejor escucha a Tom . Tiene razón —le dijo Harrison .

—No hace falta que lo hagas, Caro —dijo Fox. Ella nos miró a los tres consecutivamente, y miró de nuevo a Senia.

¡Maldita seas, Senia! ¡No debiste hacer eso!

—¡Vamos, linda, hazlo! —algún imbécil gritó por ahí. Todos comenzaron a gritar que lo hiciera, y todos esos incentivos maliciosos.

—¿Vas a hacerlo, Carolina? —preguntó Senia.

—¡No! —dije.

—¡Sí! —dijo ella firme. Todos festejaron alegres.

Varios de ellos se pusieron alrededor de Carolina para girarla cuando terminara de tomar, haciendo que los chicos y yo nos alejáramos un poco.

—¿Por qué la única vez que tengo razón no me escucha? —les pregunté a mis amigos.