Capitulo 44

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Suaves gemidos escapaban de sus labios, que eran rápidamente acallados por los míos

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Suaves gemidos escapaban de sus labios, que eran rápidamente acallados por los míos. Besé cada centímetro de su piel que estaba a mi alcance, mientras aun me movía dentro de ella.

—Tom ... —gimió mi nombre mientras sentía que poco a poco la iba llegando a su clímax.

Mordisqueé sus labios y tironeé de ellos con suavidad, mientras me movía despacio la sostenía entre mis brazos. Ella entrelazó sus piernas con las mías y me mantuvo cerca.

—Quiero que sepas una cosa —le hablé agitadamente. Sus ojos se clavaron en los míos. Me acerqué a ella y rocé su nariz con la mía —Yo quiero hacer el amor contigo... hoy, mañana... pasado mañana y por muchas, muchas noches más.

No sé cómo fue, pero ella giró sobre el colchón y quedó sobre mí. Gruñí fuertemente al sentirla así. Salvaje... mojada... completamente mía. Comenzó a moverse suave sobre mí y era tan placentero verla, que no pude contenerme. Me senté y capturé sus labios en un caliente beso.

—Y yo quiero que lo hagas —me dijo agitada y soltando apenas mi boca.

No se cuanto tiempo estuvimos así, y tampoco era que me importaba.

Por mí iba a estar dentro de ella toda la noche. Pero entonces sentí que tenía que liberarme. La tomé de las caderas y la empujé más cerca de mí.

Ella boqueó y se aferró a mi cuello, mientras me mordía levemente el hombro. Luego de unos segundos gimió mi nombre al correrse en mis brazos. Me recosté con ella y giré atrapándola de nuevo.

Besándola otra vez, aceleré mis embates, buscando mi propia paz. Y cuando la encontré no cerré los ojos, solo bajé la mirada hacia ella.

Carolina respiraba trabajosamente, sus labios estaban rojos y un poco hinchados. Levantó su mirada para encontrarse con la mía.

Me sonrió y levantó su mano para acariciar mi rostro.

Entonces supe que no había nada que yo no hiciera por ella. Si ella quería, sería capaz de bajar al infierno y matar al mismo diablo, solo para hacerla sonreír.

Maldije por lo bajo ante el pensamiento. Me estaba por apartar de ella, pero me tomó de la barbilla e hizo que la mirara.

—No te atrevas a alejarte de mí —me ordenó y luego me besó ferozmente.

Apenas podía respirar al sentirla con cada fibra de mí ser. Su pequeño y femenino cuerpo debajo del mío. Pero el calor de sus labios y el valor de su intrépida voluntad eran los que me calentaban.

El fuego de su pasión ardía a través de mí, haciéndome sentir vulnerable y al mismo tiempo fuerte y decidido. Soltó levemente mis labios, entonces la miré a los ojos y luego bajé sobre ella, para poder apoyar mi cabeza sobre su pecho.

—¿Escuchas la lluvia? —le pregunté.

—Sí —me contestó sin dejar de acariciar mis cabellos.

Dangerous Obsession [Adaptada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora