Capítulo 35

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Caminé un poco más rápido de lo que realmente debía, pero era que no podía tolerar aquello

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Caminé un poco más rápido de lo que realmente debía, pero era que no podía tolerar aquello. 

¿En qué momento pasó que se me fue de las manos? ¿En que momento Carolina se había vuelto a cruzar con Jorge y habían comenzado a hablar y hablar... hasta que la charla los llevó a arreglar una cita para el viernes en la noche? ¡¿En qué maldito momento?! 

La divisé sentada hablando con Beatriz y Kamil. Me acerqué a ellas. Las tres se giraron a verme. 

—Déjennos solos —les dije. Mi prima arqueó una ceja. 

—¿Perdón? —me dijo. 

—¡Que nos dejen solos! —elevé un poco mi voz sin dejar de mirar a Carolina. 

Ellas dos se pusieron de pie y se fueron sin decir nada. Ella no dijo nada, solo me miraba esperando a que yo dijera algo. Volvió su vista al frente y comenzó a hacer un poco de ruido con sus uñas al golpearlas levemente contra la mesa. 

—¿Qué quieres? —me preguntó al fin después de un largo silencio. Me senté frente a ella, encontrando su mirada con la mía. 

—¿Así que saldrás con Jorge el viernes por la noche? —le dije en tono molesto. 

No, no tenía que demostrarle que estaba molesto. Pero es que no... 

—Sí, ¿Cuál es el problema? —me contestó con toda la calma del mundo. 

—Que apenas lo conoces —dije apretando los dientes. 

—A ti también apenas te conocía y aún así me acosté contigo —dijo mientras clavaba sus ojos color avellana en los míos. 

—No, no, nosotros si nos conocemos. Es más antes de... que pasara nos conocimos más aún. 

—¿Sabes cuanto tiempo pasó hasta la primera vez que lo hice con Jake? —preguntó. 

—No —le dije negando con la cabeza. 

—Un año —sentenció y sonrió irónica —Me siento una sucia al decirlo, pero... tú lo conseguiste en un mes. Soy una cualquiera ahora, así que aceptar la invitación a cenar de un chico desconocido ya no es malo para mí. Además de que Jorge es todo un caballero, no solo cuando esta vestido de traje, que de paso sea dicho, tampoco lo eras realmente... 

—No, tú no eres una cualquiera —le dije. 

—Así me siento, Tom, me siento sucia, una entregada, una regalada, una cualquiera... 

—Pero eso no es así... 

—¿A no? ¿Y cómo es? ¿Cómo me ves tú? —me preguntó. 

—Lo único que voy a decir, es que no voy a permitir que salgas con Blanco —le dije mirándola fijo. 

—¿No? ¿No vas a permitirlo? ¿Pero quien te crees? ¿Mi padre? ¿Por qué no puedo salir con él? Que yo sepa, no tengo nada con nadie. No le debo nada a nadie y soy totalmente libre de hacer lo que se me canta... 

Dangerous Obsession [Adaptada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora