Capítulo 31

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Ella comenzó a reír y yo también me uní a su risa

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Ella comenzó a reír y yo también me uní a su risa.

—¿Me estas hablando enserio? —le pregunté.

—Muy enserio —dijo divertida —Yo tenía que fingir.

— ¿Le fingías?

—Sí —dijo y tomó un poco más de vodka para volver a hablar —Sino el pobre iba a sentirse muy mal.

—Ni para darle placer a una mujer es bueno el infeliz —hablé entre risas.

Ella dejó de reír y me miró fijo. Volvió a tomar de la botella, y luego miró la hora en un reloj.

—Son las 3 de la mañana, Tom, creo que es hora de que te vayas —se puso de pie, pero al instante se tambaleó y cayó sobre mí. Comenzó a reír divertida.

—Creo que no puedes pararte —le dije divertido.

Se incorporó y se sentó derecha sobre mi regazo.

— ¿Estas insinuando que estoy ebria? —me preguntó.

—No lo se, tú dime.

—Lo que yo te digo es que...

No pude aguantarme más y me levanté la cabeza para tomar sus labios. Su inmediata respuesta me confundió.

Se acercó más a mí, cuando coloqué una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se mezclo con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de alcohol y su propio sabor. Era dulce, y adictivo.

Llevó sus manos a mi nuca y el beso se volvió más profundo. Como cada vez que la besaba, mis ojos estaban totalmente cerrados y disfrutando de ello como el resto de mí.
Resbalé mis labios por su mentón y bajé a su cuello.

Me sorprendió que ella no se alejara o dijera algo para alejarse. De seguro era el alcohol, el bendito alcohol...

Gimió levemente y eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí.
Desesperado volví a su boca. Mordió suavemente mi labio superior y luego se alejó para mordisquear mi mandíbula, hasta mi oreja.

—Diablos... —musité apenas audible. Ella iba a volverme loco, completamente loco. La alejé de mí y me puse de pie. Ella me miró sorprendida —Estas ebria, Carolina, mejor te llevo a dormir.

Ella se puso de pie y tambaleándose se acercó hasta mí.

—No estoy tan ebria, como para no recordarlo mañana. Pero ni tan sobria, como para dejar que mi orgullo detenga mis actos —dijo algo agitada. Su mirada estaba llena de deseo.

—Estoy tan ebrio como para pasar por alto el que mañana estarás arrepentida, pero tan sobrio y conciente como para hacer que no lo olvides nunca.

—Entonces, hagámoslo, cariño —me dijo levantando sus brazos al tiempo que yo me acercaba a ella y la tomaba de la cintura para acercarla de nuevo a mí.

Dangerous Obsession [Adaptada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora