Capítulo 18

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Me desperté más temprano de lo que en verdad estoy acostumbrado

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Me desperté más temprano de lo que en verdad estoy acostumbrado. Me pegué una refrescante ducha y comí una quemada tostada antes de salir de mi departamento, a un agotador Lunes en la Universidad. 

El Domingo se me había pasado rápido hablando con mi nana y recordando cosas de cuando era niño. La hice desistir de la absurda idea de que yo me estaba enamorando de Carolina.
Ese concepto no está incluido en el diccionario de mi vida. 

—Uno nunca sabe cuándo el amor le llega, pequeño —me dijo Rose —Pero de que llega, llega. Sin avisar y sin permiso, y hay veces en las que se va de la misma manera de la que vino...

Sacudí mi cabeza y me subí a mi moto para prender marcha a las tareas del día. Llegué y me encontré con Harrison y Fox. 

—¿Qué tal, Holland? —me preguntó Osterfield. 

—Bien, ¿Tú? —le dije. 

—Excelente —contestó. Lo miré atentamente. 

—¿Realizada la hazaña? —dije al ver su rostro de autosuficiencia. 

—Realizada —contestó. Chocamos nuestras manos. Harrison anotaba otra más a su lista de mujeres. Una lista larga y morbosa. Yo nunca hice una lista, y tampoco pienso hacerla. 

—¿Y tú, Fox? —le hablé a mi otro amigo. 

Él estaba serio y parecía molesto. Miré a Harrison y me hizo un gesto con los hombros. 

—No sé que le pasa, así está desde que llegué—dijo Harrison . 

Ambos nos giramos a verlo. 

—¿Qué pasa, hermano? —le pregunté algo preocupado, nunca lo había visto tan serio.
Él terminó de fumar su cigarrillo y lo tiró hacia un costado. 

—No pasa nada —contestó secamente. Otra vez con Harrison nos miramos extrañados. 

Pero mi atención fue llamada por un auto que acaba de entrar al estacionamiento. Era nuevo, pues nunca lo habíamos visto antes. 

—Un Audi S4 Cabriolet, ¿De quién es esa belleza? —habló Harrison, sin dejar de mirar el auto. 

Hasta que una pequeña figura se bajó de allí. 

—Carolina —dije sonriente. 

—Mira como se le iluminó la cara —habló Fox. Me giré a verlo. 

—¿Estás vivo? —dije y palmeé su hombro —Pensé que no. 

Volví mi vista a la castaña. Ella cerró la puerta de su auto y con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a nosotros. 

—Hola, muchachos —nos dijo. 

—¿Cómo estás, Carolina? —le preguntó Fox. Ella lo miró bien. 

Dangerous Obsession [Adaptada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora