Capítulo 26

2.7K 207 33
                                    

Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Beatriz se preparó para ir a lo de Carolina, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa... 

Pues eso es mejor para mí, ya no tendré que llegar a mi casa y verla... infestada de chicas.
Fox y Harrison se sentaron al mismo tiempo en el sillón. 

—¿Y que pasó con Carolina? —me preguntó el ojiverde. 

Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida. Habíamos pedidos unas pizzas. 

—Es una loca —dije irritado. 

—Pero bien que esa loca te salvó el pellejo ¿Vieron la actuación que hizo? —habló Harrison. 

—Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar —agregó Fox. 

—Ya dejen de hablar de ella —sentencié. 

—¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? —preguntó con burla Osterfield. 

—No me busques... porque vas a encontrarme —le advertí. 

—No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o sí? —dijo Jackson. 

Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de pizza. 

Sus palabras aún sonaban en mi cabeza. 

'Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!' 

¡Condenada y mil veces condenada seas, Carolina! 

Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. Carolina no salía de mi cabeza, Carolina me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella. 

Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez... sonó otra. 

—¿Hola? —escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio —¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? —preguntó elevando un poco más su voz —¿Sebastian? ¿Eres tú? 

—¿Quién es Sebastián? —la pregunta salió impulsivamente de mí. 

—¿Holland? ¿Eres tú? —dijo con sorpresa. 

—Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa —le dije. 

—¿Acaso no has visto que hora es? —preguntó nerviosa. 

—¿Quién diablos es Sebastián? —dije elevando más mi voz. 

Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído... 

Dangerous Obsession [Adaptada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora