Capítulo 22

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Sentí una pequeña punzada en mi pecho

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Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aún eran agitadas. 

¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo. 

—Demonios... —dije y me alejé de ella. 

Tomé mis llaves, mi teléfono y mi remera, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza. 

Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mi alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Harrison  y marqué. 

—¿Hola? —dijo al atenderme. 

—Harrison, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? —le pregunté. 

—No, de hecho estamos con mal de amores y amargados, Fox y yo en mi departamento. Déjate ver por aquí —me dijo.

—Llevaré algo de beber, lo necesitaremos —dije y colgué. 

Me subí a Betty y prendí marcha hacia lo de Osterfield. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Harrison me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Fox. ¡Oh, esto es increíble! 

—¿Qué tal? —preguntó el ojiverde. 

—¿Qué tal tú? —le dije y me senté a su lado.
Harrison  tomó la botella de cerveza que había traído y fue a abrirla. 

—¿Acaso hace falta que preguntes? —Me dijo Fox —¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca! 

—Aquí, muchachos —dijo Harrison  luego de darle un largo trago a la botella. 

Yo la tomé e hice lo mismo. 

—¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? —preguntó el ojiverde nervioso. 

—No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión —les aclaré y volví a tomar —Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con Carolina me estoy tardando... 

—Aja, si lo que digas, Tom  —habló Harrison  — ¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Tom... —dijo nervioso y le dio otro trago a la botella —Solo que muchísimo mejor la versión dama, si puedo agregar. 

—¿Y qué hay de mí? —Preguntó Fox —Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece...  

Le quitó la botella a Harrison  y tomó un largo y limpio trago. 

—Se te pasó decir cínica y sarcástica —le dije. 

Dangerous Obsession [Adaptada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora