El lazo

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Soldado... Soldado, ya es hora...

¿Quién eres?

Reporte de misión soldado.

La misión...

Reporte de misión .

¿Lo conocía...?

Reporte de misión .

La línea, línea... l i n e a...

Si, soldado, la línea... sigue la línea .

.

.

.

***

—Cap, no te has recuperado de tus heridas, no han pasado ni seis horas desde que lo encontramos, tuvimos que darle doble dosis...

—¿Los resultados del laboratorio ya están? —Steve corta tratando de sonar lo más calmado, sus dos compañeros sabían que no era así, se puede oler el estrés del alfa desde el pasillo.

Hill suelta un suspiro designada —no han pasado ni seis horas —insiste.

—Lo sé, pero...

—Si, si, código dorado, está inestable Cap, ha estado ingiriendo una gran cantidad de supresores, su salud mental es delicada, Bruce quiere una resonancia pero ni tiempo nos ha dado de monitorizarlo adecuadamente, ya se arrancó las infusiones unas tres veces... —hace una pausa para tomar aire, son temas delicados, busca apoyo pero Fury está más concentrado en las gasometrías como si no las hubiera visto ya unas tres veces en lo que va de la madrugada, lo fulmina con la mirada por permanecer callado en estos momentos.

—Voy a entrar... sólo una cosa más, quisiera que nadie intervenga, por favor. —La beta va a protestar pero es interrumpida por la tercera persona que se encuentra en el cuarto de vigilancia.

—A sus órdenes Capitán, si no se olvida de sus obligaciones, no nos meteremos en sus asuntos personales —Fury habla sin retirar su mirada de los papeles que tenía en mano, dándole un sorbo a su quinta taza de café, eran las dos de la madrugada y su único ojo no le ayuda.

El rubio teclea la clave para poder acceder escuchándose al instante el sonido de confirmación. Hill escucha como Steve exhala lento, el alfa esta inquieto, y antes de deslizar la puerta de metal, la voz de Fury lo detiene.

—Capitán, el lazo, está roto.

No se mueve, mantiene la mirada fija en algún punto, no pronuncia palabra y sin más, entra a la habitación cerrando la puerta tras de él.

—No debió decírselo así.

—Él ya lo sabe, Agente, pero no quiere aceptarlo, además tenemos que mantener a Rogers dentro de sus cabales y con los pies en la tierra, ya tuvimos suficiente de alfas desquiciados.

—Lo de Thor fue diferente y el tema del lazo roto no es cualquier cosa... fueron años que lo creyó muerto.

—Un lazo roto es un lazo roto, y bueno, Rogers está al tanto de la situación, tuvo acceso a los reportes... —frunce el ceño al percatarse de su taza vacía dejándola a un lado de la pantalla que observa—, ésto no me da buena espina, vaya pidiendo más café Agente, será una noche larga.

***

Abre los ojos despacio sintiendo mareo, recostado en una cama, pasa su mano humana por su cuello sobando su marca cicatrizada que no deja de punzar. Pestañea un par de veces más e intenta incorporarse, es inútil por su brazo de metal afianzado entre dos artefactos, no lucha, no tiene las fuerzas para hacerlo con el cuerpo entumecido.

Se queda mirando a la nada sintiéndose perdido, no han venido por él, nunca estaba tanto tiempo fuera de la base, ni siquiera durante las misiones, Alpha no le gusta que sus instrumentos tarden, el trabajo rápido y eficaz es lo que siempre exige. No hay órdenes. No hay objetivo. Reporte de misión. Misión fallida. Perro abandonado... ¿ya no lo necesita? ¿se ha deshecho de él? ¿lo ha entregado a otro?

Se pone en alerta cuando escucha la puerta deslizarse a la vez que la habitación es iluminada por una tenue luz. Estudia el lugar rápidamente, en aquel cuarto sin ventanas, hay una mesilla de noche, un pequeño buró en la esquina con una lámpara, al fondo, ve una puerta entreabierta dejando ver el baño, y un sillón individual pegado su lado derecho con una cobija desordenada, se inclina para olfatearla.

No no no ese olor.

Un escalofrío recorre toda su espalda hasta llegar a la base de su nuca, acentuándose la punzada en su cuello. Se recarga por completo en la camilla y hunde más su espalda en en colchón. Tiembla. Es ese alfa, ese alfa, ¿Enemigo?¿Objetivo? El Alfa del puente, con esa voz, ese olor...Misión fallida, mi objetivo, mi misión. No puedo ¿por qué no puedo?

Ya estas oxidado, cariño.

Encoge las piernas hacia el pecho y aprieta la sabana con su mano cuando lo ve aproximándose con una mesita movible.

—Bucky...

Quiere salir huyendo de ahí, se siente aturdido y expuesto ante esos ojos. ¡Largate! Baja la mirada y se muerde el labio inferior haciéndose daño.

—Todo va a estar bien, estás a salvo —percibe las feromonas del alfa aumentar y cuando ese olor llegan a sus fosas nasales, cierra los ojos automáticamente para inhalar profundamente. Afloja la mandíbula, y su omega se quiebra, otra vez. Estúpido animal.

—Has dormido por más de diez horas, te han traído alimento, es sopa, gelatina y un poco de té, aún está caliente, tienes que reponer fuerzas —el alfa deja el carrito al alcance de su mano libre sin invadir su espacio personal.

Observa la comida, rara vez ingería algo sólido, regularmente los alimentaban con la molesta manguera. Tiene hambre, su estomago duele por el vació, no va a negarlo. Se relame los labios antes de darle un sorbo al té, es tibio con sabor dulce, quizás manzana, y se lo acaba en cuestión de segundos calmando su sed.

El alfa le sonríe—, mucho mejor ¿verdad? —No contesta, se queda mirando los platos llenos, si le esta dando alimentos, significa que él es su nuevo alfa, nadie alimenta y cura las heridas de un instrumento que no vaya a utilizar. Te han desechado, otra vez, se bueno y obedece.

Después de un rato que pica la comida, el rubio le retira los platos semi vacíos para sentarse en el sillón de alado. Lo mira, sus ojos son muy azules, como un cielo despejado de tormentas, se podía perder en esos ojos tan limpios... su cabeza punza y frunce el ceño llevándose la mano a la frente.

—Los dolores de cabeza van a ser frecuentes, toma —le extiende dos patillas junto con una botella de agua—, ayudarán a disminuir el dolor.

Dolor, es algo normal ¿no? Examina las pastillas, las va a tomar por ser orden directa y las ingiere sin necesidad del agua, se recuesta cerrando los ojos al sentir otra punzada encima de sus cejas, y nota un cálido tacto acariciar suavemente su frente, entre abre los ojos y ve al alfa. Instintivamente ladea la cabeza en busca de más contacto, aquel toque era el más delicado que recuerda haber recibido, un que no causa dolor, y siente a su omega ronronear como un cachorro, su nuevo alfa huele muy bien y sus manos son gentiles.

Drunken DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora