Voces

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Cierra la ventanilla del auto al entrar por el camino de terracería y así evitar quede todo el interior quede lleno de tierra. Es una vía más corta hacia la base, una atajada que Clint le gusta tomar ahorrando diez minutos, no es tanto, pero Bucky no se queja porque ya tiene el cuerpo cansado por el viaje. Vienen de regreso de una misión donde lo más difícil fue ver alfas enjaulados como bestias. El lugar estaba abandonado facilitándoles prácticamente todo trabajo mientras los equipos de rescate evacuaban el sitio.

—Hueles raro —el rubio eleva la voz por encima de la música country de la radio.

Bucky voltea a verlo sin despegar la cabeza del respaldo, y arruga las cejas porque ya estaba empezado a dormitar. Clint alza los hombros—, no lo sé, simplemente hules raro.

Quiere decir que también huele a humedad combinado con su olor a menta fresca tan característico, pero no lo hace, y vuelve a cerrar los ojos—, estoy cansado.

Clint ya no contesta y Bucky se pierde en la música que el alfa escogió, dormita hasta que llegan a la base.

Se reportan María ante la ausencia de Steve y de Fury, excluyendo también a Tony por estar con ahora con Thor en su cuarto de seguridad, han pasado cuatro meses desde que el Odison está en la base y aún llega a tener lapsos donde de pierde por completo. Nadie dice nada, después de todo, es difícil comprender la pérdida de un destinado. Bucky tan solo se imagina volver a perder su lazo, sentirlo roto, y todo su ser se sucumbe ante la lenta agonía que sabe que puede pasar. Y entonces suspira, suave y despacio, llevándose la mano al cuello donde la marca de Steve se asoma desde hace cinco meses.

Camino a su habitación saca el móvil y envía un mensaje a Steve anunciado que ya está en casa. No recibe respuesta de inmediato. Se baña, come algo frío porque así de "práctico" es con la comida pese las quejas que Steve llega hacerle. Se mete temprano a la cama, se enrolla bajo las cobijas cubiertas de la esencia de Steve y la suya mezcladas.

Se está quedando dormido cuando vibra el teléfono, es Steve diciendo que van de regreso. Sonríe perezoso antes de rodar boca abajo y abrazar la almohada del alfa.

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Oye el ruido de la puerta pese que es discreto, el sueño se le esfuma al saber de quién se trata, sale sin pensar de las cálidas mantas y camina con pasos silenciosos.

—Te desperté.

Steve no está preguntado pero Bucky niega con la cabeza acercándose mientras el alfa cierra la puerta tras de él.

—¿Cómo les fue?

—La mitad de omegas estaban en estado de desnutrición y bueno...—Steve no termina porque hunde la nariz en el hueco de su cuello, directamente en su cicatriz, Bucky se sobresalta un poco por esa acción precipitada, pero deja que sus feromonas de omega abracen al alfa dándole la bienvenida a casa.

Steve se pega más a él, tocándolo con los guantes sucios y el uniforme oliente a sudor y tierra, contra la delgada tela de su playera y pantalón de dormir.

—Vamos a la cama —quiere llevárselo así se sucio, no le importa, han sido dos semanas largas.

—Me ducharé primero —Steve dice contra su cuello, y su omega ronronea.

—Son las tres de la mañana, Steve.

Steve se separa para besarle, labios salados y fríos, secos que Bucky se encarga de humedecerlos y calentarlos saboreando la sal en ellos.

—No tardo —le dice repartiéndole un último beso y encaminarse al baño.

A Bucky no le queda otra más que volver a la cama y no puede creer la rapidez con la que sus párpados le pesan impidiéndole seguir despierto, ya está más dormido cuando siente alfa acomodarse tras de él, su pesado y enorme brazo rodearlo y una pierna encima de su cadera. Bucky suelta un largo suspiro.

Drunken DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora