Más, Menos

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Los días pasan en una rutina tranquila, toma el hábito de dormir con su alfa, ah, no, con Steve, solo Steve, porque así le ha dicho. Los terrores nocturnos cesan un poco y cuando sus demonios llegan a colarse, el alfa estaba ahí para ahuyentarlos, con besos sobre rostro, caricias en su espalda, otras veces, simplemente le sostiene con los brazos o se levantaban a tomar café y ojear por millonésima vez el álbum de fotografías.

Su pasatiempo favorito es observar por el ventanal de la pequeña sala, es una vista entretenida por la actividad de la base, no es mucha gente la que opera pero a le gusta percibir los detalles.

Las sesiones con Wanda continúan e inicia con rehabilitación física. Siente angustia la primera vez que sale de la habitación aún con el rubio a su lado, también es escoltado por un beta llamado Sam, Steve parece tenerle confianza pues más que escolta, el beta actúa de una manera habitual, le cayó de extrañeza cuando lo saludó tratando de incluirlo en la conversación como una persona normal, ese beta le agrada.

Clint, un alfa rubio de ojos morados, es quien imparte su hora de Fisioterapia, la primera sesión es complicada, lo menos que quiere es estar cerca de otro alfa, es decir, ¿por qué? si ya tiene a uno, no quiere a otro cerca. Steve es gentil, le gusta su olor y lo mima como si fuera un cachorro. Sin embargo, Steve insiste, y se queda ahí todo el tiempo hasta que medio acepta la presencia del otro, cuando ya no le gruñe y calma esas voces en su cabeza susurrándole usar cualquier objeto y enterrarlo en la garganta del alfa invasor que sólo lo mira divertido.

Poco a poco se va acostumbrando a la convivencia con los demás, no hay celdas, ni jaulas, ni correas, ni misiones, y todo es mas fácil cuando le hace mas caso a esa voz familiar.

La presencia de Sam ya es prácticamente de rutina, como ahora, los tres se encuentran en la pequeña sala viendo una película, más bien él la ve mientras que los otros dos hablan bajito, discutiendo sobre lo que pare un plano de la ciudad de Asgard. Realmente no les está poniendo atención, le interesa más el desenlace de aquella filme, y a pesar de ello, su omega se siente inquieto, tiene un sentimiento de desagrado al ver que su alfa le prestaba más atención al beta.

Sin pensarlo, se levanta de su lugar tomando el bote de palomitas consigo para pararse enfrente, ambos voltean a verlo con interrogantes en sus caras—, ¿todo bien Buck?

—Muévete— habla dirigiéndose al beta, indica con su mano hacer un espacio para poder sentarse en medio de los dos. Ni de broma se lo va a dejar.

—¿No? —responde el beta alzando una ceja divertido.

Resopla agachándose al lugar de Steve, esté, aún con cara de desconcierto mueve los brazos y piernas haciéndole un espacio, se sienta delante del rubio ocupando como respaldo su pecho, y si más, continúa comiendo palomitas mientras ve la película.

Sam que había enrollado los planos, se muerde la lengua para no reírse ante la escena que acaba de presenciar, más no puede contener una carcajada al ver como el omega desliza con su mano por su cabello dejando en descubierto su cuello del lado de su cicatriz, su glándula, uno de los lugares más sensibles e íntimos de un omega al alcance del alfa, coqueteo básico de su especie. El castaño lo mira reojo mientras se lleva un puñado de palomitas a la boca.

***

Ya metidos en la cama el rubio sigue observando aquellos planos, tiene arrugadas las cejas y la mano en su boca, Thor no ha llegado en el tiempo previsto, Fury dio con su paradero aún en Asgard. Salir de esa ciudad bajo en control de su hermana buscando su cabeza es complicado, y tiene planeado una infiltración para apoyar a su amigo, no quiere perder más gente.

Con su vista cansada deja los papeles en el buró apagando la lámpara a su paso, se recuesta abrazando al omega por la espalda, y siente como éste se remueve, no abre los ojos hasta que los suaves labios de Bucky presionan sobre su frente.

—No puedes dormir... ésto funciona conmigo —El castaño habla dando otro casto beso, esta vez sobre su pómulo.

—Gracias... — dice acariciando el labio inferior del omega con su pulgar, y éste se le pega más hasta que sus alientos mezclan.

—He tenido otros sueños... sobre nosotros —Bucky susurra.

—mmm ¿qué fue? —pregunta de manera tranquila inclinándose rozando sus narices.

El omega besa al alfa muy torpemente.

—Más... — Bucky no esta preguntado, esta afirmando, no sabe que nombre darle a ese torbellino, es algo curioso e intenso dentro de su pecho, es algo más y es real, no solo en sus sueños, quiere más del alfa, quiere todo él.

Steve vuelve a junta sus bocas en un beso suave y tierno, cargado de anhelo. Saborea esa boquita de labios delgados, de forma lenta y placentera, cómo si aún no creyese que está ahí, junto a él.

Se separan y observa cómo el omega se relame los labios para después pasar los brazos tras su cuello guiándolo a otro beso completamente diferente, uno brusco y tosco, sintiendo como es succionado de forma demandante. Se pierde cuando Bucky suelta un tenue gemido al juntar sus lenguas. Impulsado por eso, encuentra camino debajo de la playera del castaño añorando tocar de nuevo esa piel. Se detiene en seco al sentirlo tensarse dejándolo de besar, y se aparta como si hubiese tocado fuego.

—Lo siento —Rogers estúpido, se regaña a si mismo.

El omega le dedica una sonrisa forzada, lo entiende a través de sus ojos, y su pecho se estruja. Va a apartarse cuando Bucky lo jala otra vez desde su cuello haciéndolo recostarse sobre su pecho, y siente las manos del omega jugar con sus cortos cabellos, no dice nada dedicándose sólo a abrazarlo por la cintura.

Una bomba de emociones lo invaden y por primera vez en su vida, Steve Rogers siente mucho odio.

Drunken DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora