Recuerdo

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Steve llega a su habitación con el omega en brazos, se aproxima a la cama para recostarlo siendo imposible por el fuerte agarre que el omega hace a su cuello. Puede percibir su miedo y el temblor de su cuerpo no paraba del todo. Se recuesta junto con él, le acaricia la espalda y le peina el cabello tratando de tranquilizarlo, y al cabo de unos minutos, el castaño por su cuenta, se separa inspeccionando el lugar con la mirada y olfato, ese lugar huele mucho a Steve.

El alfa sale de la habitación regresando con un vaso con agua para el omega aún pálido, éste la toma despacio mientras el rubio busca en su closet, una playera limpia para dársela.

—¿Quieres hablar? —pregunta sentándose a su lado.

El castaño no contesta, el rubio ya previniendo eso continúa—, puedes confiar en mí, hablar las cosas puede ayudar mucho.

No está enojado, puedes olerlo ...

—La silla, sólo fue eso... lo siento —el omega murmura apretando el vaso con sus manos.

—No tienes porque disculparte.

—¿Ellas están bien?

—Si, nada malo les pasó, Wanda sólo se golpeó el hombro, es fuerte. —Lo escucha dejando el recipiente en el buró de a lado para cambiarse la playera mojada de sudor y siente como el rubio se levanta de la cama.

—¿Te vas?

—Voy a preparar el sillón para dormir, tú puedes quedarte en la cama.

Bucky se abraza a sí mismo y niega con la cabeza, es de nuevo esa inseguridad ajena al no tener a su alfa a su lado —¿Podría... podría quedarme conmigo?

Ve dudar al alfa, se mantiene callado, y él agacha la cabeza sin atreverse a mirarlo. Lo quiere tener cerca, Steve es diferente a "Alpha", Steve es un alfa que le da seguridad y no temor, Steve hace que su omega gimoté con sólo escucharlo y ver esos azules, sin olvidar su olor que lo embriaga y adormece.

—De acuerdo... —lo escucha decir y él no puede estar más que feliz, el alfa se quedará con él, quiere decir que es lo suficiente para que el alfa lo considere yacer a su lado, pocas veces le llegó a ocurrir esto, tal vez en sus celos, cuando Alpha estaba de buenas y le permitía recuperarse antes de regresar a su celda.

Steve se quita los tenis y la chamarra quedando con su ropa de dormir, había salido corriendo que ni tiempo le dio de cambiarse por completo. Rodea la cama para treparse donde estaba durmiendo hace unas horas. El castaño se entierra por completo bajo las mantas deslizándose con cuidado hacia el cuerpo ajeno. El alfa se acomoda de lado para acurrucarlo entre su brazos, dándole un beso en la frente, Bucky se tensa y Steve lo nota pero no se aparta, al contrario, le deposita otro sueve y lento beso entre las cejas castañas.

Ninguno de los dos dice nada y como si el cuerpo de Bucky tuviera memoria, se amolda perfectamente al contrario. Se concentra en el palpitar del corazón del rubio, bumbum bumbum, y cierra los ojos con fuerza perdiéndose en aquella calidez. Inhala profundamente la esencia del alfa que es como droga, pareciese que cada vez necesita más y más, su omega ronronea descaradamente y el cuerpo lo empieza a sentir liviano. Y por primera vez, se siente seguro de sus propios demonios.

***

Bucky es el primero en despertar, con un brazo enorme y pesado sobre su dorso y una respiración tranquila sobre su coronilla.

Abre mucho los ojos al sentir tibio su brazo izquierdo, saca la mano entre las cobijas para mover los dedos, cerrando y abriendo el puño, extrañado. El rubio se reacomoda soltando un poco su agarre, y aprovecha ésto para poner su cabeza a la altura del alfa, observa las pestañas largas y doradas, mismo color de los rebeldes cabellos sobre su frente, unas diminutas y tenues pecas sobre el puente de su nariz y parte de su pómulos, casi imperceptibles, sus labios tersos entreabiertos con un color rosa crema.

Se relame los labios.

—Hey...

No supo en que momento el alfa había despertado—. Hey...

—¿Todo bien?

Asiente con la cabeza, y el rubio le sonríe antes de incorporarse al borde de la cama.

—¿Nos conocíamos? —suelta la pregunta sin poder contenerse por más tiempo, algo dentro de él quiere que la respuesta sea afirmativa, lo desea. Se sienta en flor de loto revolviendo las cobijas en espera a que el rubio diga algo, el silencio de segundos le parece eterno, aprieta las cobijas entre sus manos— he tenido sueños... no como el de anoche, éstos son diferentes y... siempre estás tú.

Es el diálogo más largo que ha dicho en un buen tiempo, para cuando termina, su alfa ya se había levantado, sacando del cajón una fotografía.

—Bucky, me conoces de toda la vida —le dice tomando asiento a los pies de cama dándole la foto.

El omega la observa detenidamente, es Steve y ¿él?, se lleva las manos a su rostro tratando de cerciorarse que realmente sea él, incluso toca la placa que cuelga de su cuello, misma que lleva en la fotografía. En la imagen visten uniformes de gala, recuerda parte de ese día, fue de los primeros que soñó. Acaricia más la foto con los dos metálicos, verse en ese retrato le es de lo más extraño, ese Bucky está sonriendo...

—También te recuerdo más pequeño —habla despegando la vista de la foto para encontrarse con esos ojos azules.

Steve ríe—, si ese también era yo.

Ver al rubio sonreír provoca que casi se olvidara de su pesar, casi.

El alfa se levanta para sacar del cajón un álbum de fotos y entregárselo. Lo abre logrado apreciar a Steve y a ese Bucky en diferentes estepas, desde niños a adolescentes. No son muchas fotografías y pese a eso, se toma sus minutos para apreciar cada una de ellas.

Se detiene en una foto donde aparece una mujer castaña en medio de los dos, en esa foto Steve ya está con su físico de ahora—. La recuerdo —dice apuntándola con el índice—, con un vestido rojo...

El rubio sonríe desde la puerta del baño, acaba de tomar una ducha de cinco minutos y vestirse en menos de tres, todo un récord—, es Bernie, es nuestra amiga, se va a poner muy contenta cuando le diga que la recuerdas, ella ha estado marcando para preguntar por ti.

—¿Amiga?

—Así es Buck, los tres somos amigos, ven vamos a desayunar —Steve le acerca unas pantuflas y lo guía hacia la pequeña cocina, y toma asiento dejando a un lado el álbum de fotos.

—Amigos...—conoce la palabra pero le es lejana.

El rubio sirve café con leche y pan tostado con mermelada para después sentarse enfrente de él—. ¿Por qué? —porque todos tienen una función, eso es lo Alpha siempre dice.

El rubio deja de comer ante esa pregunta, y lo piensa por unos instantes—, bueno... los amigos están contigo en los buenos y malos momentos, te apoyan sin esperar nada a cambio.

—¿Nada?

—Nada Buck, se ayudan porque tienen afecto...

Medita las palabras observando su taza de café con leche.

Cariño, tú estás para ser follado y cumplir con la misión.

Sacude su cabeza ante las palabras de Alpha.

Soy una persona...

Su mente vuela a esos sueños ebrios, y se pierde al recordar a un frágil alfa, delgado y pálido, labios partidos, pecas sobre sus pómulos, camisa blanca holgada dejado a relucir el gran hematoma sobre su hombro derecho. Levanta la mirada, sus ojos azules con pinceladas verdes se encuentran con esos azules cielo.

—Casi lo tenía Buck...

—lo sé, lo sé, estúpido, casi te matan.

Y por primera vez, después de mucho tiempo, eleva sus labios en una pequeña sonrisa.

—Entonces... somos amigos.

Drunken DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora