De Monstruo a Monstruo

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Steve salió temprano y él decide ir a la sala común por una rebanada de pizza de anoche para desayunar, la calienta en el microondas y toma un té helado de la nevera, se dirige a la pequeña terraza donde estuvo ayer con la pelirroja, dispuesto a sentarse en una de las mesas al aire libre, se detiene en seco porque simplemente no esperaba verlo ahí sentado con una ensalada a medio terminar y lo más curioso, con un pequeño bulto en una carriola.

El pelinegro lo ve y se pone pie bloqueado su vista —¿Se te perdió algo?

Pode oler la advertencia del otro omega, es normal aquel comportamiento cuando se trata de proteger a su cachorro, un cachorro...

—¿Eres mudo?

Bucky alza una de sus cejas y aparta su mirada del cachorro al percibir las feromonas contrarias aumentar.

—Steve... Steve dijo que podía venir aquí si quería.

—¿Steve? ¿Tú eres su omega?

—No —no miente, el lazo está roto, no hay forma que sea su omega cuando el rubio lo había rechazado, aún duele y su omega interior gimotea decepcionado. Sólo duermen juntos, comen juntos, corren juntos, entrenan juntos, se acurrucan juntos, viven juntos... pero no es su omega, no follan, ni anidan, sólo se besan y esta bien, le gusta besar al alfa.

—¿No? Entonces, ¿por qué tienes su olor encima? —el otro habla divertido.

No sabe que contestar, realmente no sabe lo que él y no ese Bucky es para el alfa, porque si lo Steve quiere es estar como antes, antes de que tuviera tanta mierda encima, entonces esta muy jodido.

El pelinegro no para de sonreír con un aire de superioridad, lo examina con esos intensos ojos verdes de pies a cabeza. Bucky odia las mirada juiciosas, y para su desgracia, una brisa de aire matutino da directo hacia ellos haciendo que su cabello descubra la marca de su cuello, demasiado tarde lleva su mano para ocultarla, y puede ver como el otro amplía más su sonrisa.

—Entonce eres tú —el ojiverde se relaja un poco tomado de nuevo su asiento.

Bucky gira sus talones dispuesto a abandonar el lugar, no quiere saber de dónde lo conoce.

—La verdad te imaginaba diferente, para ser un omega que causa tanto alboroto lo que menos piensas es que sea tan... desalineado.

¿Desalineado?

—¡Oh! Por cierto soy Loki Laufeyson, un Odison.

—Lo sé... —por supuesto que lo sabe, escuchó varias veces a Alexander hablar de él. Loki, un omega de alto rango apegado a lo que es el estereotipo perfecto, figura esbelta, piel tersa, y apariencia delicada con un olor muy peculiar, el sueño de cualquier alfa. Alexander lo odia—; los Odinsion han caído muy bajo, se atrevieron a llevar a un omega a esa junta tan importante, ni la estúpida de Frigga se atrevió a tanto —le había dicho aquella vez—, por alfas así, la sociedad está al borde del colapso, lástima de linaje... cariño, tenemos trabajo que hacer.

Loki parece feliz al saberse reconocido, menudo ego—, eres el omega de Thor.

—No... más bien Thor es mi alfa —el ojiverde toma el tenedor de manera fina y delicada, y tiene el impulso se esconder su mano llena de cicatrices sintiéndose intimidado al notar aquella piel de porcelana.

Bucky, instintivamente, posa su atención de nuevo en el cachorro que hace sonidos con su boca y sus manitas fuera la sábana amarilla que lo cubre.

—Hey, omega sin alfa ¿no ibas a comerte eso? —Loki habla arrugando la nariz al momento que señala su rebaba de pizza. Se había perdido de nuevo en el cachorro y el ojiverde lo notó. Se siente extraño, con ganas de olfatear a esa cría pero a su vez salir corriendo de ahí.

Drunken DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora