Drunken Dreams

Tales of Suspense

—Bienvenida... Uno...Vagón de carga...

Shuri espera y le mira por unos segundos, Bucky suelta el aire muy despacio por su boca, exhala sintiendo vibrar su pecho de una felicidad que en algún momento creyó inalcanzable, y esboza una sonrisa al saber que su cabeza tiene menos porquería.

—Felicidades Bucky —le dice la alfa dejando el libreto sobre la mesita movible—, ¿cómo te sientes?

—Bien...supongo, gracias —está a punto de bajarse de la camilla pero Bernie entra corriendo sin decir palabra y casi lo tira con el abrazo tan efusivo que le da. Le corresponde estrujándola contra su pecho y juega con uno de sus largos mechones castaños, lo lleva a su nariz e inhala el perfume que usa combinado con el jazmín que desprende. Está sentimental, y no sabe si culpar a Bernie que le sigue abrazando con tanta emoción o si culpar a su feromonas post celo, de lo peor sin suspensores ya que Shuri se los prohibió. Y sin su alfa. Oh, ya no es tu alfa.

Suspira poniendo su barbilla sobre la coronilla de la omega, y se da cuenta que la alfa se dirige hacia la salida para darles espacio—. Gracias —vuelve a decirle antes de que esta desaparezca tras la puerta.

—Todavía no agradezcas "Lobo Blanco", aún hay mucho por hacer — ella le dice con ese tono entusiasta que usa para quitarle la seriedad de las cosas, pero sabe que tiene razón. Ha estado en Wakanda por casi un año, tiempo donde aprendió a hacer otras cosas aparte de empuñar una arma o cuchillo, ha sido más difícil de lo que le gustaría admitir, sumando que su memoria mejoró bastante, tanto que ahora pesan, demasiado, esos recuerdos.

***

—Natasha te envía saludos y pregunta cuando te vas a dignar en responder una de sus llamadas. —Bernie le habla desde el otro lado de la mesa donde ambos toman su desayuno. Bucky no levanta la mirada, se acomoda tras la oreja un mechón de pelo que ha escapado de su media coleta, hace tiempo masticando con lentitud, corta un pedazo de pan con sus dedos sintiéndolo caliente, y termina de garantizar la increíble sensibilidad se su nuevo brazo.

—Ella es la que no ha hablado —contesta tranquilo. Bernie le sonríe de lado, satisfecha con su respuesta.

—De acuerdo, le diré.

No hablan más del tema, la omega sabe que prefiere no tocar fibras tan sensibles.

—Regreso a Londres esta tarde —es normal el ir y venir de ella.

—¿Es del caso?

—Si, con esto es posible que comprobemos lo de Zemo y la infiltración a la base.

—Ya veo —dice serio recordando ese día, de los peores en su vida—. Leí en uno de tus reportes acerca de un trabajo de encubierto en Viena por posible evidencia que haya dejado Zemo — sigue y Bernie levanta una de sus cejas adivinando hacia dónde con esas palabras—, es algo sencillo y Fury no te ha confirmado nada...

—¿Has estado viendo mi computadora? —le corta la omega antes de darle un trago a su vaso con agua.

—Me aburro —se justifica y ella ríe negando con su cabeza—. Hace un mes que Shuri me dio de alta —quiere ponerse a prueba, saber realmente que tan bien está, pero no se lo dice, sólo sostiene la mirada mientras que con su tenedor picotea la verdura de su platillo. Pasan segundos, y por un momento cree que ha sido rebotado hasta siente la mano delgado sobre la suya sobándole los nudillos, Bernie lo está mirando con ojos vidriosos difíciles de interpretar.