ｏｎｅ ｓｈｏｔｓ ||ｌ.ｓ||

c h e a t e r

Siente como unos largos dedos llenos de variados anillos acarician su nuca con delicadeza al mismo tiempo que unas suaves almohadillas hacen efímeras presiones siguiendo la forma de sus clavículas.

Un "Buenos días, bonito." es susurrado en su oído, erizando los vellos en la parte posterior de su cabeza y causando una leve sonrisa de lado en sus labios.

El olor a hogar y pancakes inundaba sus fosas nasales y lo adormecían aún más.

- Arriba, amor. Te preparé el desayuno.- La dulzura y la calma nunca abandonan su voz.

Abré juguetonamente uno de sus ojos, esperando encontrar una adorable mata de rizos que lo observara como si fuera todo su mundo y le mostrara dos hoyuelos pintados en cada una de sus mejillas.

En lugar de aquello, sus ojos le mostraron un hombre castaño, de pelo corto y ojos miel al cual Louis no recordaba haber visto.

- ¿Dónde está Harry?- Fue lo único que su confusión le permitió pronunciar.

- Te lo dije anoche, él no quiere volver a verte.- Soltó el hombre en un extraño e incesante eco que no paró hasta aturdirlo.

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Casi de un salto abre ambos ojos para enfrentar el techo.

Intenta desesperadamente regular su respiración y sólo lo logra al sentir que unos brazos rodeaban su cintura.

Suspira; sólo fue una pesadilla.

Con una sonrisa da vuelta su cabeza, obligando a sus ojos a observar algo que le heló la sangre.

Ese no era Harry.

Claro que no.

Harry tenía un lunar en su mejilla, rizos y unos labios pomposos que él adoraba besar.

Ese hombre no tenía ningún lunar en la mejilla, el pelo muy corto y labios delgados y algo resecos.

¿Quién era él?

¿Por qué estaba en su cama?

¿Por qué lo abrazaba?

¿Dónde estaba Harry?

Harry estaba en Canadá por el trabajo.

Esa fue la única respuesta que su muy adolorida cabeza pudo formular y eso hizo que su respiración volviera a alborotarse.

¿Y si él había...?

No, no. Él nunca haría eso.

Algo asustado, se remueve hasta lograr escapar de los brazos de aquel desconocido.

Se sienta, apoyando su espalda en la pared e intentado convencerse de que nada había pasado y de que sólo era otra pesadilla.

Recién en ese momento pudo percatarse de que no llevaba nada encima además de la sábana.

Louis no se sentía bien pero eso no lo detuvo de levantar la única sábana que cubría la recién descubierta desnudez del desconocido.

Satán, Louis no se sentía para nada bien.

Estaba desnudo y con un desconocido también desnudo en la cama que compartía con su prometido.

Toma su cabeza con sus manos y, sin poder evitarlo, comienza a sollozar.

"Harry estará destrozado y no volverá a hablarme." es lo que se repetía en bucle en su cabeza.

Como si alguien hubiera pedido por su presencia, el desconocido despierta por la ausencia de algo para defenderlo del frío de noviembre.