l o u i s e

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— Un frapuccino de coco y un muffin de chocolate, por favor.— Ordenó cortésmente mientras el cajero lo miraba con fingida atención.

— Claro, son siete euros.— El castaño se los tendió, observando cómo el cajero guardaba el dinero en la caja registradora.— Nombre?— Preguntó mientras agarraba un vaso y un marcador negro.

— Louis.— El rizado chico al frente suyo frunció un poco el ceño, pero escribió de todas formas.

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— Louise?!— Se oyó la ronca voz del chico de rizos que lo había atendido hace un momento.

Louis solo siguió chateando con su rubio amigo al notar que no era su nombre el cual ha sido llamado.

Solo pasaron unos minutos antes de que el rizado se acercara a su mesa y tocara su hombro.

— Disculpa, tu pedido está listo. Estuve llamándote durante cinco minutos y pareces ignorarme. Sinceramente me siento ofendido.— El más bajo pudo observar cómo él chico con rizos posaba una de sus manos en su pecho, fingiendo estar herido.

— Lo siento.— Sonrió formulando una disculpa mientras apreciaba como los, al parecer, verdes ojos del chico lo miraban con atención. Esta vez no era atención fingida, lo notaba en el brillo que apenas se dejaba ver en sus iris verdes.— Ahora voy a buscarlo.— Comienza a levantarse bajo la mirada de extrañez del más alto.— ¿Pasa algo? ¿Tengo un moco o algo así?— Pasa su mano por su rostro buscando rastros de algún moco.

El ojiverde lo mira riendo bajito.— No, es solo que está ahí.—

— ¿Qué? ¿Mi moco?— Vuelve a buscar mocos en su rostro. El cajero ríe con menos timidez ahora.

— ¡¡Tienes una obsesión con los mocos!!— Dijo mientras se carcajeaba.

— Sí, una vez estaba en una cita y el chico término mofándose de mí porque tenía un moco.— Hace un medio puchero pero acompaña sus risas.

— No sé si debería estar riéndome de eso, van a despedirme.— Pronuncia con lentitud intentando recomponerse de su ataque de risa.— Y, solo intentaba decirte que tu orden está en la mesa.— La señaló con su dedo índice, el cual era decorado con un anillo plateado que tenía una rosa del mismo color.

Louis miró su mesa y, efectivamente, su frapuccino y su muffin se encontraban ahí.

— Oh.— Ríe un poco mientras se sienta.— Eh, me siento un poco estúpido.— Rasca su nuca y toma con su mano derecha el frapuccino pero frunciendo el ceño al ver el vaso.

Decía Louise.

Era lo que él había pedido y no cree tanto en las coincidencias como para pensar que había una chica llamada Louise que había pedido exactamente lo mismo que él en el local.

El cajero había escrito Louise. Y se había referido a él cuando gritó ese nombre hacía un rato.

— Escribiste Louise.— Mira al ojiverde con reproche.

— Sí, lo hice.— Sonríe un poco avergonzado pensando que va a criticar su caligrafía.

— Me llamo Louis.— Menciona con el mismo tono de reproche.

— Lo sé, está escrito ahí.— Señala el vaso, ahora un poco más confundido.

— Nono, ahí dice Louise y yo me llamo Louis.— Pronuncia los dos nombre con lentitud.

El rizado solo lo miró desconcertado por unos segundos antes de contestar.— Sinceramente, no entiendo cuál es el problema.— Se encogió de hombros.

— Está mal escrito.— Louis lo miró como si fuera totalmente obvio.

— ¿Acaso tiene acento?— Ladeó la cabeza algo confundido.

El más bajo lo observó con la boca abierta.— Louise es nombre de chica.— Soltó seco.

— Ah. Eh, yo...supuse que era un nombre para ambos sexos?— Balbucea avergonzado.

— Pues, no lo es...— Mira el pequeño cartel que contiene el uniforme del más alto.— Harry, no lo es.— Junto sus labios un poco incómodo.

— Bueno, no creo que haga mucho daño que tomes la bebida de Louise.— Harry ríe un poco, haciendo que el ojiazul tenga que contener la risa para seguir pareciendo serio.

— HARRY!!— Se escucha la horrible voz del inspector del local.— VEN A LA COCINA!!

— Mierda.— Oye cómo el rizado murmura.— Debo irme. Emm, salgo a las seis y...no falta mucho para eso.— Dirige su mirada al reloj de pared que había...en la pared. Es un reloj de pared, no va a estar en el techo o la ventana. Checa la hora y devuelve la vista a Louis.— Si quieres podemos ir a tomar algo.— Ofreció algo sonrojado.

— Ya estoy tomando algo.— Louis mete el sorbete en su boca y toma de su bebida.

El ojiverde ríe, ahora más rojo que el feo mantel que poseía cada mesa del local. Rasca un poco su nuca.— Sabes a lo que me refiero.— Hace un medio puchero.

— HARRY!!— El inspector lo llama nuevamente.

Louis rió.— Me encantaría. Aquí te espero.— Acepto pasivo.

El más alto sonríe ampliamente antes de contestar.— Genial. Bueno, debo irme, cómo podrás imaginar.— Señala la cocina.— Te veo en un rato.— Lo saluda con una mano en un gesto un tanto infantil, pero que tampoco pierde su encanto.

one shots   ||l.s||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora