ｏｎｅ ｓｈｏｔｓ ||ｌ.ｓ||

o u t o f l i m i t

Louis suspira.

Él solo no podía creer que el chico a unos metros suyo pudiera ser real.

Era tan...perfecto.

Con sus rizos alborotados, sus lindos hoyuelos causados por su hermosa sonrisa, sus ojos perfectamente verdes.

Estaba realmente sorprendido.

¿Qué clase de pacto con Satán debía hacer para que, por lo menos, el rizado lo mire?

Suspira nuevamente. Harry estaba extremadamente fuera de su alcance.

Cada vez que lo veía reírse con sus amigos lo sabía; era imposible que un chico como Harry se fijara en él.

El rizado era simplemente genial. No importa de dónde lo mires, seguirás deciendo "Wow, él es genial." cada vez que lo veas pasar.

Prácticamente no tenía defectos, obviamente pasando por alto el hecho de que jamás se pararía a ver a Louis.

Si es que eso se puede contar como un defecto.

— Tomlinson, quiere explicarnos el por qué está ignorando mi clase. Ya sabe, así pensamos con usted.— Escucha a profesora Evans luego de un rato de estar mirando a su amor platónico.

— Yo eh...lo siento, profesora Evans. No volverá a pasar.— Dice con tono robótico.

Escucha cómo algunos de sus compañeros ríen, rueda los ojos.

Algún día los mataría a todos.

Suena el timbre, anunciando el tan esperado recreo.

Guarda sus cosas en un segundo y sale corriendo en busca su morocho mejor amigo.

No tarda mucho en encontrarlo, pues este estaba a un lado de la puerta.

— Hey, Zee.— Chocan puños con una sonrisa.

— Hola, Tommo.— Ambos comienzan a caminar hacia la cafetería.

Louis para en seco.

— Mierda, tengo que buscar un libro de la biblioteca. Te veo en la cafetería.— Grita a unos metros mientras corre a la biblioteca.

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Al parecer la vida lo odiaba.

El libro que necesitaba estaba ubicado a unos veinte centímetros fuera de su alcance.

Por su cabeza pasa toda la matrix, calculando cómo llegar hasta el libro de física que debía estudiarse para mañana.

Salta varias veces, sin éxito al intentar alcanzar el estúpido manual.

Siente como si un foco se prendiera encima de su cabeza.

Quizás hacia una pila de libros y se subiera arriba de ellos, podría llegar al libro.

Sonríe, confiado de por fin conseguir su objetivo.

Comienza a acomodar libros, uno encima de otro, hasta tener siete libros apilados.

Posa un pie, probando su estabilidad. Parece estable, así que sube ambos pies, sujetándose de las estanterías en frente suyo.

Estira su brazo al máximo, y aún así sigue sin poder alcanzarlo.

Decide ponerse de puntitas. Y en su proceso, resbala y cae de espaldas al suelo, causando un altísimo ruido en toda la biblioteca.

Bufa, rindiendose.

Quita sus desastrosos pelos de su cara y gira su vista hacia la derecha, rogando por que nadie lo haya visto.

Oh, dios.