Park Chanyeol sabe que corregir textos no es precisamente la ocupación más sencilla del mundo, no obstante, no va a negarse a hacerlo cuando recibe un correo electrónico equivocado donde un chico de palabras tan dulces como su persona le solicita ay...
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—Hasta luego, Yixing. Fue todo un placer.
—El placer fue mío —responde entusiasmado, mirando después a Chanyeol—. Nunca me contaste que te guardabas una persona tan grandiosa.
Sonríe en son de despedida, el más alto atina a devolver el gesto algo rígido. No, no le enloquece para nada haberlos presentado, no al ver lo cercanos que se tratan mucho más que él mismo y Baekhyun.
Pffft. Como si lo quisiera después de todo.
Él lo niega en su mente una y otra vez así su corazón esté muy seguro de que todo este tiempo había estado bajo la influencia de los celos.
Celos por no poder pasar tiempo de calidad con el que es su mejor amigo, por supuesto.
Se tranquiliza con el pensamiento en mente. Una parte de él (la que no pertenece obviamente al 5.7) se da cuenta que puede sentirse más tranquilo ahora que Yixing no está, pero quizá es tan sólo el hecho de no sentirse como la tercera rueda.
Más animado esta vez logra dedicarle a Baekhyun una sonrisa, soltándose de la chaqueta y colocándosela como hizo con él.
—Déjame acompañarte a casa —sugiere emocionado por quién sabe qué. Tal vez sea lo maravilloso que Baekhyun se mira bajo la luz de luna, su piel mostrándose más blanca y lo cristalino de sus orbes brillando sobremanera, además de esa fragancia suya que no ha dejado de tener en cuenta apenas la reconoció. Probablemente sea esta la razón para acercarse y fingir quitar una pelusa de su hombro, acercando el rostro a la par de su mejilla porque lo siento, no se ve muy bien con la oscuridad.
Puede que sea su imaginación pero al invadir su espacio vital jura verlo pasar saliva con los ojos entornados.
—Ya es noche, Yeol. Prefiero que vayas a casa y descanses. Ya casi se vienen los exámenes tentativos —le acomoda un mechón rebelde por detrás de la oreja, haciendo enloquecer su pulso.
—No son lo suficientemente importantes —alarga la frase cual bebé berrinchudo—. Y siempre puedo quedarme a estudiar contigo —parpadea en un claro intento de ser adorable, pero por dentro está con el corazón agitado.
—Lo haría, pero si no me equivoco son mañana.
Chanyeol niega con evidente burla. —Son en tres días, te equivocaste. ¡Te equivocaste! Déjame pedir un deseo.
Procurando mantener dentro su sonrisa con el labio apresando, cierra fuertemente los ojos como si guardara tal fervor. Espera oír una risa tintineante o lo más probable recibir un golpe tímido, pero no hay nada más que el silencio delicado que amortiguan las cigarras y el viento susurrando cosas a través del follaje.
