Park Chanyeol sabe que corregir textos no es precisamente la ocupación más sencilla del mundo, no obstante, no va a negarse a hacerlo cuando recibe un correo electrónico equivocado donde un chico de palabras tan dulces como su persona le solicita ay...
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Baekhyun puede sentir el calor de su mano rodeándolo cuando buscan en silencio un lugar solitario, dejándose guiar por él mientras trota para seguirle el paso.
—¿Todo estuvo bien? —no puede evitar preguntar cuando salen del edificio y la luz clara les recibe— Dime que no hubo necesidad de usar la caja antes que llegara.
—Por fortuna no.
—Me alegro —sonríe y corre hasta instalarse a su lado. Ya no hay necesidad de mantener sus manos unidas y sin embargo ambos refuerzan el agarre como si llevaran tiempo haciéndolo y fuera un gesto natural—. Me asustaba que pudieras entrar en crisis. Y me asusté mucho más cuando Jinri comentó que te volviste loco.
Chanyeol voltea a verlo con mala cara. Definitivamente esa tutora tiene algo contra él, pero no le da tiempo de darle más vueltas al ver los ojos empequeñecidos de Baekhyun, quien le sonríe con ternura causando que más aves en su estómago revoloteen.
Es cuando reconoce que todo este tiempo los nervios en su estómago se debieron a Baekhyun, a la forma en que podría reaccionar cuando se enterase de todo lo que dijo acerca de él. Esas aves parecen haberse tranquilizado ahora que la verdad ha salido a la luz, pero también siguen removiéndose como molestos cupidos queriendo que él y Baekhyun se besen.
Aunque mentiría si dijera que no lo ansía también...
—¿Loco? Pfffft. Esa mujer es la loca, no yo.
—Yah, no hables así de mi colega.
Le da un empujón juguetón que Chanyeol regresa y volviendo al silencio anterior continúan caminando en busca de un sitio apacible. No es hasta que el alto encuentra un lugar tranquilo bajo la sombra de una nube que ralentiza su caminata hasta quedar parados hombro con hombro. Vacilante, Chanyeol lo encara.
—¿Podemos hablar?
El más pequeño asiente, Chanyeol sabe que se está preparando para ser cuestionado, aunque él realmente no tenga necesidad de hacerlo. —¿Por dónde quieres comenzar?
—No lo sé, yo... —se frota el lateral del cuello—realmente no me importa mucho cómo llegamos a este punto. M-me siento... contento de que estemos aquí, tú enfrente mío, o a un costado, mientras disfrutamos de una caminata o de cómo las nubes están llenas de figuras raras —ríe un poco, complaciéndose de la mirada sorprendida de Baek.
En ningún momento se esperaba que Chanyeol se pusiera a hablar de cuestiones despreocupadas, creyó que le preguntaría acerca de... todo. Pero incluso tras la sorpresa inicial, termina sonriendo.
—Entiendo tu punto, pero... creo que necesitas saber el porqué de mis decisiones así como yo quiero contártelas. Si después de eso todavía quieres que seamos amigos, estaría más que feliz de serlo, Chanyeol —murmura lo último sin dejar de portar una pequeña sonrisa nerviosa y, armándose de valor, empieza a relatarle lentamente el modo en empezó a admirarlo desde tan corta edad, a querer ser su amigo, a inspirarse por él a medida que crecían, hasta llegar un punto en el que se encariñó por el sujeto que visitaba constantemente un árbol en particular sin tener a quién recurrir. Un cariño pequeño y preciado que desembocó en amor al final del día. Haber coincidido en la universidad con él fue para Baekhyun un regalo de la vida, una oportunidad que se le obsequiaba para poder finalmente interactuar con la persona que siempre quiso. Vivió todavía cuatro años sin poder efectuar algún contacto más que el de aquella vez donde le tocó ser el encargado de atender a las personas en el festival de literatura; le cuenta a Chanyeol de cómo se acercó a darle servilletas cuando derramó jugo de naranja sobre sí mismo, sin establecer mayor interacción que un "gracias" distraído.
