− ¿Cómo hago que deje de llorar? –pregunta mi marido muy preocupado, como si de un momento a otro él también fuera a llorar.
−Tal vez podrías empezar por una disculpa –digo cruzándome de brazos fingiendo enojo.
Cuando en realidad estoy muriendo de ganas por soltarme a reír a carcajadas.
Ian se disculpa con nuestro hijo y el solo responde "no te pedono, papá" e Ian entra en pánico, se para de donde estaba en cuclillas frente a Issac.
Y toda esta situación se reduce a que Ian y yo estábamos entrando a nuestro departamento después del trabajo y al poner el primer pie dentro. Ian aplasto uno de los carros favoritos de Issac. El carrito al ser de plástico, termino quebrando bajo el peso de Ian.
A lo que Issac empezó a llorar y a repetir que Ian era malo y un tonto por no darse cuenta que estaban sus juguetes por toda la sala.
Decido ayudar un poco al pobrecito de mi marido.
−Cariño... −digo arrodillándome a su altura –Papá no lo ha hecho a propósito, te aseguro que no.
−Mentioso –dice sin poder repetir la "r".
Tiene cuatro años, por lo que algunas palabras un son difíciles para él.
− ¿De verdad crees que papi sería capaz de mentirte, cariño? Me lastimas –me toco el corazón con dolor.
− ¿Papi sufe? –dice con sus ojitos abiertos en sorpresa.
Yo asiento.
El avanza dos pasitos y me abraza.
−No quiero que papi sufa.
−Yo tampoco quiero que tu papá sufra, pudo lastimarse su pie al pisar tu carrito o sus pompis al caer.
Issac abre sus ojitos y voltea a ver a Ian.
Ian se hace el sufrido y pone ojitos de perrito abandonado en la lluvia.
No me quiero reír.
Pero no puedo evitarlo y se me suelta una risita traicionera. El niño corre y abraza a Ian.
−Te pedono, papá. ¿Te lastimaste? –pregunta ladeando su cabeza.
Ian no aguanta las ganas y lo abraza diciendo muchas veces "no" y negando con su cabeza.
−Estoy bien, bebé. Pero tienes que prometer que no vas a dejar tus juguetes regados por todas partes. Tu abuelita o incluso Enano pueden tener un accidente con ellos−dice Ian con un tono de voz tranquilo pero autoritario − ¿Me entiendes?
−Sí, papá –se suelta de él y corre a recogerlos en la caja grande de plástico donde los guarda.
Ian asiente y se levanta satisfecho.
Se me acerca y me jala de la cintura para darme un beso.
−Gracias cariño.
−De nada, amor. Parecías en problemas.
−Y lo estaba...el niño está creciendo y a veces no me hace caso cuando lo regaño. O si no estás tú, para él es como que yo tampoco estoy.
−Ay, amor. Exageras.
−Claro que no, algún día grabaré su actitud cuando estemos solos.
−Está bien, amor. Te creo. Tal vez debas pasar más tiempo junto a él, para que puedan entenderse.
−Tal vez sí, creo que puedo tomarme unos días del trabajo mientras mi esposo se hace cargo de la empresa –dice persuasivo.
−Ni lo pienses, no voy a volver a hacer todo tu trabajo jamás en la vida. Es demasiado lo que haces.
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Es tan difícil amarte.
Любовные романыSebastian es un chico que esta enamorado de su jefe Ian Levidier, el cual por 4 años trabajando para él, sabía de los sentimientos de Sebastian, nunca lo tomó en cuenta hasta un día en el que decide darle una pequeña oportunidad pero no de la manera...