Abro los ojos lentamente y el techo que está enfrente de mí se me hace desconocido, me siento como flash y miro a mi alrededor.
¿Dónde demonios estoy?
Una habitación muy moderna, de colores chillantes y con un olor un tanto...empalagoso, pero no tan malo.
Me levanto de la cama y miro mi ropa. Ropa de niño, definitivamente esto es ropa de niño.
Me veo en el espejo de cuerpo entero enfrente de mí y lo que traigo puesto me hace soltar una carcajada. Un pescador militar y una camiseta con un auto monster.
La puerta se abre y Andrew me mira con un extraño brillo en los ojos. Le divierte verme con estar ropa.
-¿De dónde has sacado esto? –señalo mi ropa y me veo de nuevo en el espejo, es increíble que la ropa de un niño pueda quedarme de esta manera.
Hago puchero, nunca pensé ser tan enano...
¡Un segundo! ¿Dónde está mi ropa? Yo recuerdo que ayer estaba completamente empapado...
-¡Gyaaaa! –doy un grito, no muy varonil, que hace a Andrew ponerse rojo de la risa y a mi rojo de la vergüenza.
Pero lo paso de largo, desabrocho el pescador y me fijo en mi ropa interior: Nada.
¡No hay ropa interior!
-Lo siento...mi ropa interior te quedaba nadando...fue una casualidad que la ropa de mi primo se haya quedado aquí la última vez que vino. Pero no te preocupes, tu ropa ya sé que ha secado, así que puedes volver a ponértela –dice quitándose una lágrima de la risa.
Abrocho mi pantalón de nuevo y salgo de la habitación empujándolo de adrede. ¿Cómo se le ocurre desnudarme?
Que sin vergüenza. Mejor me hubiera dejado empapado.
-No te enojes, Sebastian. No podía dejarte empapado, te quedaste dormido en cuanto entramos a mi casa, tuve que ducharte y cambiarte –dice con una risita.
-A mí no me parece divertido –me le quedo viendo enojado y el solo se encoge de hombros suspirando.
-Ya entendí. ¿Perdóname, si? –su mirada de perro abandonado me hace reír y niego divertido.
-Está bien. Pero dime dónde está mi ropa.
-En el baño –sonríe apuntándome en dirección a donde se encuentra el baño.
Camino un poco incómodo por el hecho de no tener boxers. Entro al baño y busco mi ropa, cuando la encuentro me cambio y cuando termino de amarrarme los tenis -que también habían sido lavados- subo la mirada y veo un reloj a lo alto de la pared.
Me le quedo viendo a la hora y es cuando me doy cuenta que ya es medio día ¿Cuánto dormí?
Ian ya debe de estar en la oficina... ¡Mierda, Ian!
Abro la puerta y salgo corriendo en busca de Andrew que se encuentra en la cocina, caminando de aquí para allá haciendo de comer.
-¡Andrew! –grito dando saltitos en el mismo lugar.
-¿Sí, que pasa? –pregunta preocupado, trae lentes puestos y me le quedo viendo raro, nunca lo había visto con lentes.
Niego, evitando los pensamientos de que Andrew se ve sexy con lentes.
-Préstame tu celular, el mío lo deje con mis padres –susurro bajando la cabeza, recordando lo de ayer. No quiero que me afecte, no quiero pensar en eso.
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Es tan difícil amarte.
RomansSebastian es un chico que esta enamorado de su jefe Ian Levidier, el cual por 4 años trabajando para él, sabía de los sentimientos de Sebastian, nunca lo tomó en cuenta hasta un día en el que decide darle una pequeña oportunidad pero no de la manera...