Las ganas de golpear y gritar inundo todo mi cuerpo y apuñe mis manos. Evitando cometer una locura, me negaba a vivir una tortura de nuevo.
Voltee a ver a Alec y le hice leer en mis labios un "todo está bien", el asintió con una pequeña sonrisa. De seguro que no sabía lo que nos obligarían a hacer.
Es solo un niño...
Ni siquiera ha de saber lo que es tener un orgasmo.
Me mordí el labio, me estoy desesperando.
No quería tener que hacerlo, pero los humanos somos egoístas y esta vez no me voy a sacrificar por alguien más. No cuando se trata de que me follen, no quiero que nadie me toque. Aunque nada me asegura que después no lo vayan a hacer.
Demitri me apunto a la cama con la cabeza. Nadie decía nada.
−Tch –dije con coraje y me senté en la cama con piernas temblorosas. Alec se hizo bolita encogiendo sus piernas.
Suspire calmándome. Si estaba nervioso, también pondría nervioso a Alec y quería que él se sintiera seguro. Al menos conmigo.
Voltee a ver a todos los hombres asquerosos que sonreían lascivamente, Demitri y el hombre de bonitos ojos verdes solo se quedaron mirando sentados de la misma manera, en completo silencio y cara seria.
De cierta manera se parecían.
¿Qué serán?
− ¿A qué hora se supone que empiezas? –dijo uno de los señores pervertidos y me mostro un jodido látigo.
Mierda.
Mi cuerpo no podrá soportar más latigazos.
Me acerque al cuerpo tembloroso frente a mí y acaricie su mejilla. Alec se acurruco en mi mano como un gato y sonreí tiernamente. Es un niño que no se merece nada de esto, yo tampoco me lo merecía, nadie, pero por lo menos yo ya había vivido lo suficiente para decir que tuve una vida feliz.
Obviamente, mi vida no era perfecta. Pero tuve el amor de mi madre, mi hermana, mis amigos e Ian. Porque sé que Ian me quiere.
Se veía muy triste cuando le dije todas esas cosas.
No debí de haberlo dejado. Sentí una opresión horrible en mi pecho al pensar en Ian ¿estará buscándome? ¿Estará preocupado? ¿Habrá llorado? ¿Habrá dejado de dormir pensando en mí?
Quiero verlo.
Las lágrimas se estaban acumulando en mis ojos. Alec me miro preocupado y yo negué restregándome los ojos. No era tiempo para llorar y mucho menos frente a estos hombres.
− ¿Sabes lo que nos están obligando a hacer? –pegue mi frente a la de Alec y el me negó con la cabeza, suspire –Solo tienes que confiar en mi ¿sí? No voy a lastimarte, todo lo haré yo...tu...solo déjate llevar ¿está bien?
El asintió y me sonrío ligeramente. Me daba muchísima lastima, no sabía nada.
Me acerque más a él.
−Cierra los ojos –lo hizo y pegue mis labios a los de él. Eran pequeños y suaves.
El chico dio un pequeño brinco sorprendido y me agarro de la camiseta desaliñada que tenía puesta.
Escuche susurros de los hombres que decían que era muy aburrido y el sonido del látigo al ser agitado. Moví mis labios con más fuerza, obligando a Alec a seguirme el ritmo como pudiera, parecía que el contacto conmigo no le molestaba así que le pedí permiso para ingresar mi lengua en su boca.
La introduje con mucha fuerza, explore su boca, sabía un poco dulce...tanto que hasta podría volverse adictivo.
Quite esos pensamientos de mi cabeza e intente concentrarme solo en el pequeño cuerpo asustado. Lo abrace y lo fui recostando en la cama hasta que me coloque sobre él y empecé a quitarle la ropa.
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Es tan difícil amarte.
RomanceSebastian es un chico que esta enamorado de su jefe Ian Levidier, el cual por 4 años trabajando para él, sabía de los sentimientos de Sebastian, nunca lo tomó en cuenta hasta un día en el que decide darle una pequeña oportunidad pero no de la manera...