ᴡʜʏ ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴇ ᴛʀʏ?

INTRODUCCIÓN

Vi como el camión de la mudanza se alejaba a camara lenta, no podía creer que esto estuviese pasando. A mi madre le habían dado un ascenso lo cual implicaba mudarse, ya que la central se encontraba en Los Ángeles. Mañana dejaría la casa en la que había vivido toda mi vida, mis amigos, mi colegio, mi academia de baile, toda mi vida pasaría a formar parte de mi pasado y no de mi presente y futuro. Todo lo planeado a la mierda, ¿por qué que más da la opinión de la hija, verdad? No importa, su bien es lo primero y ya si queda algo de tiempo quizá se acuerden de mi. Mis ojos se empañaron, no podía continuar actuando como si no pasase nada, cuando en realidad si que lo hacía, claro que lo hacía. Eché a correr hacia mi habitación, dejando a mis padres fuera y la puerta abierta, dejé caer mi peso sobre la cama con la cara en la almohada ahogando así mis llantos.

—Cariño, ¿estás bien?— Dijo una voz suavemente desde la puerta.

—Papá, ¿enserio crees que estoy bien?¿¡Enserio!?— Dije con la voz rota, pasando las palmas de mis manos sobre los ojos para borrar el gran rastro de lágrimas que había dejado.

En ese instante, justo cuando me incorporé, él pasó y se sentó junto a mí, en la cama. Me crucé de piernas, como dirían los niños pequeños y no tan pequeños como "los Indios", le miré fijamente apretando los labios.

—Escúchame, sé que mudarse a tu edad no es fácil, tienes toda tu vida aquí pero...

—¿¡Y por qué nos mudamos entonces!?— Interrumpí de mala manera al instante.

—Cálmate Alyssa.— Apoyó su mano sobre mi muslo para intentar conseguir ese efecto.

Suspiré sonoramente y destensé todos los músculos de mi cuerpo.

—Es una gran oportunidad para tu madre, piénsalo.— Prosiguió.

—Si ya me da igual, no vais a tomar en cuenta mi opinión ya decidisteis, excluyendome como siempre.— Recalqué la última palabra.

—Harás nuevos amigos, podrás ir a la playa, ¡y te encanta la playa!

No tenía más ganas de proseguir con esa absurda disputa que no me llevaría a ninguna parte, solo a ponerme aún mas nerviosa. De alguna manera u otra le dije con la mirada que ya, que ya bastaba con el tema, porque se fué al instante dejándome a solas con mis pensamientos.