7. Sueños

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En el capítulo anterior...

Por la tarde, en la piscina, Miriam estaba rodeada de niñas. Camila no se separaba de ella porque le daba miedo nadar. Rocío, que hasta entonces había parecido una niña muy paradita, no dejaba de reír y emocionarse por estar en el agua. Y Noa, que no se separaba nunca de Rocío, también estaba agarrada a su brazo. Suerte que la gallega hacía pie, porque sino, con las tres niñas agarradas a sus brazos, ya se habrían hundido todas.

-Eres mi taxi. –decía Camila. –Me tienes que llevar donde yo diga.

-A ver, ¿dónde quieres ir?

-Mmm.... –la niña miró a su alrededor, pensando donde ir. –Llévame con Amaia.

Miriam sonrió. La niña no era la única que quería ir donde estaba ella.

-Perfecto. Agarraos fuerte, ¡que allá vamos!

Las niñas rieron mientras Miriam caminaba por la piscina, esquivando al resto de niños y monitores que jugaban por ahí en medio. Cuando llegaron, Amaia estaba a punto de subir a una colchoneta, pero estaba tan llena de niños que no podía.

-¡Amaia mira! –gritó Noa. –Mira qué hago.

Amaia se giró a mirarla, aunque se distrajo un poco cuando vio que Miriam estaba ahí. Le dedicó una sonrisa.

-Mira, sé bucear. –dijo Noa.

-¿A ver?

La niña se tapó la nariz y hundió la cara en el agua durante un segundo. Cuando la volvió a sacar abrió los ojos de par en par, con cara de asustada.

-¡Muy bien! –dijo Miriam, mientras Amaia aplaudía.

Noa sonrió, contenta. Rocío enseguida la imitó.

-¿Tú no buceas? –le preguntó Miriam a Camila.

-No, a mí me da miedo.

-Bueno, no pasa nada.

-Ahora llévame donde está Alfred.

Miriam sonrió, un poco decepcionada. Pues quería quedarse donde estaba Amaia.

-Venga, que os acompaño. –dijo Amaia.

-Podemos hacer un taxi doble. –propuso Miriam.

-¡Sí! –gritaron las niñas a la vez.

Las dos chicas se dieron la mano, sonriendo, y después llevaron a las niñas hasta la otra punta de la piscina. Se pasaron el resto de la tarde jugando a eso.

Y aquella noche Miriam soñó con Amaia, aunque no lo recordaría hasta días más tarde.

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2018

Miriam corría, agarrándose con fuerza el vestido para no caerse. A su lado iba Amaia, con el arco y las flechas a la espalda, y un poco más atrás, el resto.

Miriam fue la primera en parar para recuperar un poco de aire.

-Este vestido me está matando. –jadeó.

-No deberíamos parar. –les advirtió Raoul. –Están muy cerca.

-Tú no llevas vestido. –Miriam lo fulminó con la mirada.

Until We Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora