8. Amenazas

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En el capítulo anterior...

-Hace dos días que no sabemos nada de ellos. –dijo Nerea, con lágrimas en los ojos. –Creo que todos sabemos lo que eso significa.

-No. –negó Thalía. –No están muertos, me niego a creer eso.

-Chicas... –dijo Ricky, bajando la mirada.

-¡Que no lo están! –gritó Thalía, levantándose de la silla.

Nerea se puso a sollozar en un rincón, deslizándose por la pared hasta quedar sentada en el suelo, abrazando sus rodillas. Thalía seguía dando vueltas por la habitación, tocándose el pelo con un gesto nervioso, y Ricky seguía sentado en su silla, en silencio.

Pero el silencio duró poco cuando de golpe se abrió la puerta y apareció Juan Antonio, con alguien agarrado a su hombro.

-¡Alfred! –gritó Thalía, corriendo hacia él.

Nerea levantó la cabeza de golpe, soltando un sollozo más fuerte, y Ricky se levantó tan rápido de la silla que esta acabó estampándose contra la pared.

-Lo encontré por el camino, no muy lejos de aquí. –dijo Juan Antonio. –Casi no puede caminar y está medio inconsciente.

Entre Thalía y Ricky cogieron al chico y lo llevaron con cuidado hasta una cama. Nerea los siguió, sin poder dejar de llorar.

-Tiene una herida en la pierna. –dijo Juan Antonio. –Y ha perdido mucha sangre...

-Se pondrá bien. –dijo Thalía. –Se pondrá bien.

-Nerea, rápido, ve a buscar las medicinas. –le ordenó Ricky.

Pero Nerea se quedó quieta.

-¡Nerea! –gritó Thalía. -¡Las medicinas!

-No quedan. –susurró la rubia.

-¿Cómo que no quedan? –Ricky se giró a mirarla.

-Nerea. –dijo Thalía, intentando sonar calmada. –He dicho que traigas las medicinas.

-Que no quedan.

-¡Que traigas las putas medicinas! –gritó Thalía, con lágrimas en los ojos.

Nerea se puso a sollozar de nuevo, sintiendo un nudo en el estómago que prácticamente no la dejaba respirar.

-Las gastamos todas la última vez. –dijo.

Thalía se sentó en el suelo, apoyando la espalda en la pared, sin poder ocultar las lágrimas que se derramaban por sus mejillas.

-No voy a perder a Alfred.

-Nadie va a perder a nadie. –dijo Ricky, intentando poner orden. –Vamos a calmarnos. Tenemos agua y desinfectante. Eso sí que lo tenemos. Vamos a desinfectarle la herida, ¿vale? De momento vamos a hacer eso.

Thalía asintió, levantándose del suelo mientras se secaba las lágrimas y corrió a buscar un barreño con agua.

Nerea seguía inmóvil, viendo como Ricky rompía el pantalón de Alfred.

-Se va a poner bien. –le dijo Juan Antonio, poniendo una mano en su hombro. –Ya verás como se pone bien.

1939

Until We Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora