16. El aura que desprendes

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En el capítulo anterior...

Nerea resopló, sintiéndose como una mierda, y después se fue corriendo. Miriam la siguió hasta salir del local, y se la encontró sentada en el suelo, un poco alejada de la puerta.

–¿Qué pasa? –preguntó, sentándose a su lado.

Nerea se secó las lágrimas, intentando esconder su rostro mojado.

–Nada.

–Claro, y por eso estás llorando.

–Son cosas mías.

–¿Tiene algo que ver con lo que acaba de pasar dentro?

Nerea la miró perpleja, y después notó como sus ojos se volvían a inundar de lágrimas.

–No puedo más. –dijo en un sollozo.

–Eh, ven aquí.

Miriam la acercó a ella y la abrazó fuerte mientras la otra chica lloraba en su hombro.

–¿Qué está pasando, Nerea?

–Que la he cagado. Ha sido todo mi culpa.

–¿Lo de Mimi? Pero si tú no hiciste nada. Encima, con el empujón que te pegó antes.

–Pero fue mi culpa.

–No entiendo nada.

–Es igual.

–Nerea. –le advirtió.

–Si te lo cuento pensarás que estoy loca.

–No pensaré que estás loca. Además, yo te conté lo que me pasa con Amaia y no pensaste que estaba loca, ¿verdad? –Nerea negó con la cabeza. –¿Pues entonces?

–Es que... –suspiró. –Os eché algo en la bebida. –confesó.

–¿Qué? –se separó de ella de inmediato.

–No, o sea, no eran drogas ni nada. –Miriam levantó una ceja. –Eraunapociónporquesoyunabruja.

Lo dijo tan rápido que Miriam ni siquiera lo pudo entender.

–¿Qué? –preguntó confundida.

–Que... era una poción... –tomó aire. –Soy bruja.

Hubo un momento de silencio en el que las dos se miraron seriamente, sin moverse un ápice, sin decir nada. Y entonces Miriam estalló en carcajadas. Nerea la miró confundida.

–Vale que no me lo quieras contar, pero no te inventes cosas, tía. –dijo la gallega, mientras su risa moría.

–Miriam, no es mentira. –la expresión de la otra cambió de golpe a una seria. –¿Te acuerdas lo que me contaste que te pasa con Amaia, y lo de los sueños y todo? Pues es verdad.

–¿Es verdad el qué? –preguntó asustada. El corazón se le aceleró, anticipando lo que estaba por venir.

–Que no son sueños, son recuerdos de otras vidas. Porque ya os conocíais. Porque sois almas gemelas.

Miriam necesitó uno segundos para que su cerebro procesara aquella información. En cualquier otro momento habría pensado que Nerea estaba loca. Pero no en aquel momento. No después de todo lo que había leído, lo que estaba viviendo. O quizá Nerea estaba loca, pero entonces ella también lo estaba. Porque la estaba creyendo.

Until We Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora