20. Circles

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Antes de leer, aviso que este capítulo contiene escenas violentas y en general es un poco duro. Leed bajo vuestra responsabilidad. Si alguien decide no leerlo que me lo diga que le resumiré lo que pasa porque es muy importante para el resto de la historia. 

La canción es básicamente en la que me basé para escribir este capítulo. 

Y nada, a leer! 


En el capítulo anterior...

–¡Nerea!

La rubia miró hacia la voz y se encontró con Amaia, que estaba en la puerta, mirando la escena horrorizada. Aquella distracción hizo que perdiera toda la concentración, y el soldado enseguida se recompuso, agarrando a Amaia del brazo y estampándola contra la pared.

–¡Amaia! –gritó Nerea, asustada.

–¡Hija de puta, qué me has hecho! –gritó el hombre, de nuevo acercándose a Nerea, con una rabia imposible de contener.

Pero antes de que llegara a ella, Amaia lo agarró de la pierna, intentando tirarlo al suelo, cosa que no consiguió, pero que hizo que se enfadara más. Agarró a Amaia del brazo, tirándola sobre la mesa, que impactó justo en sus costillas. Nerea se asustó al ver el golpe que se había dado, y por un momento pensó que Amaia se había roto algo.

Amaia sintió cómo la cogía del brazo de nuevo, intentando darle otro golpe, pero esta vez fue más rápida. Con su mano libre cogió un pisapapeles que había encima de la mesa, y cuando el hombre la levantó, ella le pegó en la cabeza con él.

Ambas chicas vieron como su cuerpo se desplomaba en el suelo, quedándose inconsciente. Hasta que vieron el charco de sangre que se empezaba a formar debajo de su cabeza, y se quedaron paralizadas al saberlo.

Lo había matado.


1939

Raoul clavó el pie en el borde de la pala, intentando hacer fuerza para cavar más hondo.

—Yo creo que así ya está bien. —dijo Agoney.

—Más hondo. —contestó el rubio.

—Raoul, nadie vendrá a mirar aquí. Y además, aunque se note que hay alguien enterrado, ¿tú sabes la de gente que muere cada día? Estamos en guerra.

—Lo sé, pero no quiero cagarla, ¿vale?

Agoney suspiró, volviendo a hundir la pala en la tierra para seguir cavando.

—Gracias. —dijo Raoul al cabo de un rato de silencio.

—¿Por qué? —preguntó el moreno.

—Por ayudarme.

—Pues es lo normal, Raoul. ¿Pensabas que te iba a dejar solo con el muerto? Literalmente.

Raoul soltó una pequeña carcajada.

—Eres idiota. —ladeó la cabeza. —¿Cómo puedes bromear con esto?

—Hombre, el cabrón este se lo merecía. —sacó un poco más de tierra del hoyo y después apoyó la pala en el suelo. —Ahora sí que ya está. No me hagas cavar más, por favor.

—Sí, vamos a meterlo ya.

Entre los dos cogieron el cuerpo del hombre, uno por los brazos y otro por las piernas, y lo tiraron dentro de la tumba que habían cavado. Después empezaron a tirar tierra sobre él con las palas, tapándolo por completo.

Until We Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora