En el capítulo anterior...
Agoney vio como Raoul cerraba los ojos conforme se iba acercando más a él. Sabía que debería apartarse, que lo que estaba a punto de hacer estaba mal. Pero no podía. Y en el fondo tampoco quería.
Así que se quedó quieto mientras el rubio se seguía acercando. Podía notar su aliento en los labios, lo que le produjo un cosquilleo en el estómago que prácticamente le quitó la respiración. Y después, una suave y ligera presión sobre sus labios. Lo que sintió entonces, no lo sabría explicar nunca.
Su cuerpo se tensó por completo, y a la vez, se relajó tanto que parecía que estuviera dormido. Una corriente le traspasó entero entumeciéndole las extremidades, pero al mismo tiempo haciéndole sentir que flotaba. Un intenso calor se instaló en su pecho haciéndole sentir que estaba más seguro que nunca. Que estaba en casa.
Ni siquiera movieron los labios, porque ninguno de los dos se había besado nunca con nadie, y tampoco sabían bien como hacerlo. Pero ese simple contacto fue suficiente para hacerles sentir todo aquel torrente de emociones.
Si Agoney mirara atrás en aquel beso, probablemente lo describiría como el momento en el que selló su destino. Un destino que, por bien o mal, no podría cambiar.
Cuando se separaron, los dos estaban todavía intentando recuperarse de todo lo que habían sentido en tan solo un momento. Agoney fue el primero en abrir los ojos, y al ver el rostro de Raoul todavía tan cerca, con los ojos cerrados y relajado, se asustó. Porque se acababan de besar.
Se acababan de besar.
Dos chicos.
Un burgués y un mozo de establo.
Aquello estaba mal de todas las maneras posibles.
Agoney se alejó un paso, chocándose de espaldas con la puerta, y fue entonces cuando Raoul abrió los ojos y vio absoluto terror en los del otro.
-Agoney. –dijo, intentando calmarlo.
-No.
-Ago, escucha-
-No.
Y es que Raoul no era tonto. Raoul también sabía que aquello estaba mal. Pero por fin había descubierto por qué no podía dejar de pensar en aquel chico. Porque insistía tanto en ser su amigo. Por qué le echaba tanto de menos.
El rubio entendió entonces que lo que sentía por Agoney era probablemente lo que debería sentir por Miriam.
-Sé que está mal. –admitió. –Pero yo...
-Tú deberías marcharte.
-No me vuelvas a echar de esta forma. –suplicó.
-Márchate.
-No. –se acercó a él.
-Márchate. –dijo, aunque su voz temblaba.
-No. –dio otro paso al frente, acorralando al moreno contra la puerta. –No me voy a marchar porque sé que tú sientes lo mismo.
-Yo no siento nada. –mintió, bajando la mirada.
-No me creo que no hayas sentido lo mismo que yo hace un momento. –le buscó la mirada. –Estabas temblando tanto como yo.
Levantó la mano para acariciarle el rostro, y Agoney enseguida se relajó ante su tacto, cerrando los ojos por inercia. En su cabeza estaba muerto de miedo, quería alejarse de allí, quería librarse de Raoul. Pero su cuerpo decía lo contrario. Necesitaba estar cerca de él. Necesitaba tocarle, sentirle.
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Until We Meet Again
Fanfiction-Nos volveremos a encontrar. -¿Me lo prometes? -Te lo prometo. El mundo será distinto, pero nosotras seremos las mismas. Ragoney/amiriam soulmates AU