11. Reencuentros

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En el capítulo anterior...

Raoul tomó aire, más nervioso de lo que había estado en su vida. Estaba a punto de reencontrase con su amigo, o por el contrario, de morir en manos de amigos de su amigo. Y tenía miedo, pero no podía quedarse a las puertas –literalmente –de encontrar la respuesta. Así que alzó la mano y con los nudillos picó una vez. Esperó tres segundos y picó de nuevo. Y así hasta cinco veces.

Le pareció oír unos murmullos antes de que la puerta se abriera y apareciera una chica pequeñita y rubia, con una sonrisa de oreja a oreja que se fue borrando al descubrir que no era la persona que esperaba. Ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos, hasta que se oyó como alguien cargaba una pistola, y fue entonces cuando Raoul levantó la vista para ver a otra chica morena apuntándole con un arma.

-¿Quién eres? –la voz de la chica sonó dura y decidida.

Raoul rezó para que le salieran las palabras antes de que aquella muchacha apretara el gatillo.

-Vengo de parte de Agoney. –logró decir.

Los ojos de la rubia se abrieron de par en par.

-¿Está vivo? –exclamó, sorprendida.

-Sí. –afirmó Raoul.

-No te creo. –dijo la otra chica. –Agoney nunca mandaría a nadie. Nunca nos pondría en peligro. –se acercó más a él, todavía empuñando la pistola. -¿Quién eres?

-Agoney está en el hospital y no puede venir por él mismo. Yo soy Raoul, y estoy buscando a Alfred.

-¿Qué sabes tú de Alfred? –Thalía cada vez se ponía más nerviosa, y a Raoul no le daba buena espina con eso en la mano.

-Él era-

-¿Raoul?

Se le cortó la respiración de golpe al oír aquella voz. Pasaron tan solo unos pocos segundos hasta que vio aparecer una figura cojeando al lado de la morena.

-Alfred. –susurró al verle.

Fue a dar un paso hacia él, pero enseguida notó la pistola fría contra su sien.

-No te muevas.

-Thalía, para. –dijo Alfred alarmado. –Baja el arma, es mi amigo.

La chica miró de uno al otro, insegura, pero tras la insistencia de su amigo, finalmente bajó el arma. Raoul solo tardó un segundo en correr dentro de la estancia y abrazar fuerte a Alfred, que ya lo esperaba con los brazos abiertos.


1939

-Alfred, ¿qué está pasando?-preguntó Thalía, mientras su amigo se seguía abrazando con aquel desconocido.

-Creo que se conocen. –dijo Nerea.

-No me digas. –la morena puso los ojos en blanco.

Pero Raoul y Alfred no escuchaban a las chicas. Estaban tan metidos en aquel abrazo, en sentir al otro tan cerca de nuevo, que por un momento el mundo desapareció a su alrededor. Hasta que se separaron y entonces Raoul vio la mala cara que tenía Alfred.

Estaba pálido, con ojeras y unas cuantas gotas de sudor en la frente, pero aún así seguía teniendo su encantadora sonrisa.

-Alfred, ¿qué te pasa? –preguntó el rubio preocupado. -¿Estás bien?

Until We Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora