Ivan Buitre

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- Gustavo. ¿Estás ahí? Respondé boludo. ¿Eduardo está bien?¿Tiene el elefante?

Ese día se volvía cada vez más raro. ¿Es que todos conocían a Eduardo menos yo?¿Cómo conocía el Buitre a mi compañero de cuarto?¿Él me consiguió el trabajo o se conocieron en consecuencia? Tiendo a omitir ciertos detalles y recuerdos porque los considero poco importantes. Cómo el hecho de saber si vivía en la casa de Eduardo o si él vivía en mi casa. Pero esto era bastante más complicado. No se me ocurrió otra cosa que decir la verdad.

- Eduardo está desaparecido desde ayer -respondí finalmente.

- ¿Desaparecido?¿De qué estás hablando? -respondió cada vez más colérico.

- No sé. Llegué del trabajo y no estaba. Dejó la billetera, así que se fue apurado. Pero no dejó una nota ni llamó. No tengo idea de dónde está.

- Ok. No te muevas. Voy para allá. 

-Ok -respondí sin entender el porqué de su preocupación o cómo sabía donde vivía.

Corté, dejé el teléfono en la mesa de luz y volví al baño a revisar la herida. Se estaba poniendo morada y tenía la nariz muy hinchada. Estaba irreconocible. En ese momento una mosca entró volando por una de las hendijas de ventilación y se posó junto al espejo. La miré, me miró y me dijo "Eso está jodido macho. Yo que vos voy a ver un doctor." Asentí y retomó su vuelo hacía el interior de la casa. Me mojé un poco más y fui a la cocina a poner la pava para tomar unos mates mientras esperaba a Ivan.

Tardó un poco menos de una hora en venir.

- ¿Querés mate? -le dije cuando entró.

- No, no. -respondió molesto y me dedicó una buena mirada a la herida- ¿Cómo eran?

- ¿Quienes?

- Los tipos que vinieron.

Es difícil dar una descripción de una persona con mi condición dado que no recuerdo su apariencia real, solo la sustitución que produce mi mente.

- Uno parecía un búfalo y el otro una gacela. El segundo se llamaba Tito.

Ivan hizo un gesto que se traducía en una mezcla reflexiva, como si hiciera memoria de alguien con esas caracteristicas y frustración por el testigo tan malo que había conseguido.

- ¡Bustamante! -dijo por fin. -El hijo de puta de Bustamante está buscando el elefante.

- Se. Eso me dijo. Me preguntó por el elefante.

- ¿Y dónde está?

- ¿Qué cosa?

- ¡Dios! ¡El elefante! ¿Sos boludo todo el tiempo o lo haces para fastidiarme?

- No sé. Busqué por todos lados y no encontré ningún elefante.

- ¿Buscaste bien? Tiene que estar por acá.

- Sep. ¿Qué es el elefante por cierto?

- Una estatuita de cerámica con forma de elefante.

- ¿Es valiosa?

- Es una mierda, no vale nada.

- ¿Y por qué la buscan todos?

- ¡Porque está llena de merca! -respondió molesto, como un padre sin paciencia que se agota de responderle obviedades a su hijo- Ahora callate y ayudame a buscar.

¿Dónde está la cucaracha con la que vivo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora