Entré al departamento con la esperanza que algo se hubiera salvado. Eduardo, a mi espalda, me puso una mano en el hombro condescendiente.
Estaba todo teñido de hollín. Lo que estaba a la vista, estaba completamente destruido. Me acerqué a un objeto que destellaba con la luz de la mañana que se colaba por la ventana. Eran los restos del elefante destruido contra el suelo. Buena parte de la harina que contenía seguía ahí. Lo miré y me sonreí.
Todo tenía una explicación. No una buen explicación, pero una explicación al fin.
Eduardo no se llamaba "Eduardo Morales" era el sub comisario "Eduardo Ramirez" y tenía por encargo apresar al Búfalo Bustamante. Para esto montó un negocio de tráfico de drogas en piezas de cerámica importadas de china. Para completar la fachada, alquiló un cuarto con un tipo extraño (ese sería yo) y mantenía un bajo perfil.
Todo marchaba bien, pero necesitaba mantener la operación y no podía usar fondos rastreables, porque se sospechaba que el Búfalo tenía gente en la federal. Así fue que contacto a Ivan "Buitre" Urrutia. Un abogado de buena familia que quería meterse en el negocio de las drogas pero no tenía idea de cómo hacerlo. Juntos planearon la idea de poner un kiosco para distribución minorista de estupefacientes. Durante el día iba a ser atendido por un idiota (otra vez, yo) y de noche iban a poner a un dealer experimentado.
Una vez montada la trampa, todo lo que necesitaba era la carnada. Mantuvo el negocio haciéndose buena fama. Le vendió unas piezas al Búfalo y cuando lo tuvo bien contento le dijo que tenía algo especial. Una droga de diseño única en el mundo. Se la iban a mandar en un elefante.
- Nunca esperé que se la agarraran con vos -me dijo mientras me explicaba todo en la comisaria- La idea era desaparecer por un tiempo, ver si saltaba el hombre que tenía dentro de la policía, y agarrarlos a todos juntos mientras se volvían locos buscando algo que no existía.
Parecía un buen plan. No contaron con que me iban a dejar en el fuego cruzado.
- Cuando Inés me llamó y me dijo que apareciste en el cabaret me preocupé. Por eso fui a buscarte.
Así que tenía que agradecerle a un par de piernas sin cuerpo que aún estuviera vivo. La idea me resultó graciosa. Miré debajo del sillón y encontré el bolso del buitre. Lo abrí y estaba lleno de papel de diario cortado. "Todos me traicionan" pensé "y después se preguntan por qué me evado de la realidad"
- ¿Encontraste algo? -dijo la cucaracha que salía de la que fue su habitación los últimos meses.
- Decepciones - respondí con un aire melancólico intentando parecer más interesante.
- Parece que el humo no llegó a las piezas. Capaz tus cosas estén bien. ¿Te doy unos pesos y te vas a un hotel?
- Mientras no me mandes al hotel de las cucarachas -respondí sonriendo.
- Hay lugares peores. Creeme. Esta noche los cuatro que estaban acá tiene estadía completa en la cárcel.
- Parece que la saqué barata- respondí y me aproximé a mirar por la ventana.
El cielo estaba amarillo. Como siempre. No había unicornios a la vista. Todo iba a estar bien.
FIN
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¿Dónde está la cucaracha con la que vivo?
ActionEl problema de Gustavo no es que no diferencie la fantasía de la realidad, es que ya no le importa, y su condición será un verdadero problema cuando su compañero de cuarto desaparece.