6 ➼ What i want

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Una fría noche se hizo presente en las oscuras calles de Barcelona, Mía, estaba consciente de qué era tarde, sin embargo, no le apetecía volver a su hogar, no ahora. Necesitaba un momento para poder aclarar sus ideas y no cometer ninguna locura de la qué luego, seguro se arrepentiría.

La chica sacó lentamente su celular del bolsillo de su chaqueta, visualizando aquella infinidad de mensajes plasmados en la pantalla de bloqueo: desde Samuel intentando vanamente arreglar las cosas, hasta Ander, quién parecía más qué preocupado por su hermana.

Mía suspiró, tomando las agallas suficientes para regresar a su hogar, aunque aquello le costará tener qué enfrentar un extenso interrogatorio por parte de sus padres y Ander.

Al cabo de unos largos quince minutos, la joven había llegado a su hogar, con una gran indecisión se limitó a abrir la puerta, siendo rápidamente deleitada por una preocupada mirada, perteneciente a Ander.

—¡Joder, Mía! ¿A caso te costaba tanto decirme qué estabas bien? —cuestionó el mayor, expresándose con enfado y alivio a la vez—.

—Es qué no lo estoy, Ander —musitó ella, en un entrecortado tono de voz, signo de qué, en cualquier momento, se corrompería en el más inconsolable llanto—.

El joven al oír aquello, no hizo otra cosa qué acercarse a su hermana, cautelosamente. Jamás la había visto en ese estado, tan indefenso.

—¿Es por ese gilipollas, no? —cuestionó el castaño, sintiendo como su sangre hervía cada vez más al imaginarse qué Samuel, fue capaz de romper su corazón—. Si no puede ver lo grandiosa qué eres, quizá, no sea el tío para ti.

—Yo no soy la correcta para él Ander, el único problema aquí soy yo, joder —exclamó Mía, imponente—. ¿Es qué no lo ves? El amor y yo somos incompatibles y así lo será, siempre.

Al oír aquello, su hermano negó rotundamente, intentando apagar aquella negatividad qué se había apoderado de ella.

—Qué te hayas enamorado de las personas equivocadas, no significa qué estés incapacitada a ser amada —replicó el chico, acariciando la mejilla de su hermana—.

—Ese es el maldito problema Ander, yo estoy destinada a amar, pero nunca nadie me amará con la misma intensidad, aquella es mi jodida maldición —gimoteó Mía, alejándose de su hermano—.

La joven, encaminó su menudo cuerpo al igual qué su inmensa tristeza hacia su habitación y, una vez qué se hallaba dentro de está, se recostó en su cama, absolutamente afligida.

No comprendía como luego de atravesar todas aquellas desfavorables situaciones amorosas, aún podía ser capaz de sentir cosas por Samuel. No obstante, aquello sólo demostraba qué, estaba condenada a amarlo.

Mía, salió de aquel angustiante transe al escuchar como alguien llamaba a la puerta, reiteradas veces, ignorando quién fuese, siguió sumergiéndose en su tristeza. No obstante, una vez qué oyó maldiciones por parte de Ander, bajó, sin poder creer quién se había presentado en su puerta.

—Mía, por favor, necesito hablar contigo —suplicó Samuel, tenía sus ojos hinchados y voz entrecortada, dándole la pauta de qué, al parecer, había estado llorando—.

—Vete tío, deja a mi hermana tranquila de una puta vez, joder —espetó Ander, empujándolo fuera, sin embargo, éste se detuvo al sentir como alguien lo detenía—.

—Está bien Ander, puedo encargarme de esto yo sola —reconoció ella, curvando suavemente sus labios—. Déjame hablar con él.

El susodicho, con gran confusión abandonó la escena, dejando a ambos jóvenes completamente solos. Ninguno de ellos sabía muy bien qué decirse, específicamente, por dónde empezar, parecían quererse expresar millones de sentimientos, no obstante, estos se traducían a uno solo: el dolor.

—¿Vienes aquí para burlarte de mí, o qué mierda? —cuestionó Mía, tomando la palabra por primera vez—.

Samuel negó, acercándose con gran prudencia a ella.

—Lo único qué deseo es retroceder el tiempo —comenzó el chico, acariciando la mejilla de la joven, con suavidad—. Arreglar las cosas entre nosotros.

—¿Nosotros? —repitió Mía, absolutamente desconcertada e incrédula—.

—Sí, Mía, nosotros —repuso él, curvando sus labios en la sonrisa más bella y sincera qué la chica había visto alguna vez—.

—Samuel, déjate de mierdas y dime realmente por qué estas aquí, no quieres qué pierda mi paciencia —le advirtió ella, en un tono tan amenazante como firme—.

El susodicho, acarició con su dedo pulgar los suaves labios de Mía, mientras se acercaba aún más a ella. La joven, podía sentir su respiración ir a la par con la de él, se hallaba absolutamente inválida, solo le restaba esperar, por el próximo movimiento del chico.

—Estoy aquí para recuperar lo qué quiero...—susurró él, sonriendo—. Y lo qué más quiero, eres tú, Mía.

Finalizado aquello, sus labios se estrecharon en un férvido como tierno beso, muchísimo más especial y real qué el anterior. En ese momento, fue la primera vez qué Mía, se sentía realmente amada.

—S-Samu —jadeó Mía, al sentir como el chico posaba las frías palmas de sus manos, por debajo de la blusa de ella y las recorría suavemente por sus senos—. No creo qué este sea el momento, ni la forma.

El joven, se detuvo, ruborizado ante aquello qué había concretado.

—Lo siento tanto joder, solo me deje llevar...N-No quiero qué pienses mal de mí —tartamudeó él, absolutamente nervioso y avergonzado—.

Mía rió por lo bajo, negando.

—Está bien, no te preocupes —lo tranquilizó ella, acariciando con suavidad la mejilla de éste—. Ya tendrás nuevamente la oportunidad de dejarte llevar, te lo prometo.

Aquello último, se lo musitó en su oído, provocando qué él se estremeciera con tan solo imaginarlo. Mía sonrió con malicia, besándole la mejilla, para después, despedirse de él.

—Nos vemos mañana, Samuel, descansa —le sonrió ella, mientras se adentraba nuevamente a su casa—.

El joven le proporcionó un pequeño saludo, para luego, alejarse de aquella casa, con una gran sonrisa plasmada en su atractivo rostro. Una vez qué Mía acabo de cerrar la puerta, se apoyó en está, sin poder evitar embozar una sonrisa de absoluta satisfacción.

La joven, reiteraba todo aquello qué expresó anteriormente, había encontrado a la persona correcta, aquella qué la amaba.

*
¡Hola bebés! ¿Como estáis?, Espero que de 10<3.
Bueno...¡Aquí os traigo un nuevo capítulo! ¡Espero qué os guste!
No se olviden de dejarle mucho amor jeje<3.
¡Nos leemos más tarde!.

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