—¿Quién era? —Me miraba seria con los brazos cruzados sobre su pecho. Después de un corto silencio, cambió de pregunta—. ¿Me piensas decir?.
—Con dos condiciones. —Hablé lento.
—Esto me resulta raro, pero está bien… —Me miró extrañada— ¿Cuáles serían las condiciones?.
—Tienes que creerme y no pensar que estoy loca —Enumeré con los dedos—, pero primero, ven, siéntate. —Di unas palmadas en el espacio al lado mío, indicándole que se siente.
Se acercó lentamente y se sentó, mirándome con el ceño fruncido.
—¡Puedes decirme, mujer!. ¡Me estoy exasperando!. —Exclamó sin paciencia.
—Los licántropos existen y él dice que soy su mate. —Agaché la cabeza y cerré los ojos esperando sus gritos.
Se notaba que no tenía tacto al decir las cosas y no dijo nada por unos cuantos minutos, por eso abrí los ojos y subí la mirada.
—¿No vas a decir nada?.
—La soledad hoy sí que te afectó. —Remarcó el “sí”.
—L-Lo digo en serio. —Tartamudeé al decirlo.
—¡Alexa, las dos sabemos que es imposible eso!. No te engañes, por favor. Sabes que no te hace bien armarte un mundo así —Me regañó—. Entiendo que tal vez… —Paró de hablar y parecía tener una batalla interna—, por la fecha que se acerca, no quieres pensar en eso y te armas todo ese mundo donde está lo que más amas, pero te hace daño pensar en esos seres… ¡Y más que eres mate de uno!. —Me miraba con lástima.
Odio que me miren así.
—¡No me estoy armando un mundo! ¡Es verdad! —Exclamé enfadada—. Sinceramente no me acordaba de que se acerca la fecha —Expresé triste—. ¡No quiero que hables más de eso como una excusa!. No lo es y nunca lo será, no le haría eso a él. —Gruñí.
Jane me estaba mirando entre sorprendida y… ¿Enojada?.
—¡Dios! —Exclamó con voz cansada. Se pasó una mano por el cabello, se paró de la cama y se plantó frente a mí—. Alexa, cielo… —Me habló como quién tratara con una niña que está haciendo un berrinche y la quieren convencer. Se bajó a mi altura y me vio directo a los ojos—, eso no es cierto. Esos seres no existen. Son parte de la mitología, leyendas y cuentos para entretener o asustar a las personas, no existen —Me estaba observando con pena—y lo siento por nombrarla. —Se disculpó y bajó la mirada.
—Tranquila, no pasa nada —Le sonreí levemente y la hice sentar otra vez al lado mío—, ¡Pero tienes que creerme!. —Pedí.
—¡Hasta que no me lo demuestres, no te creo!. —Se cruzó de nuevo de brazos.
—No creo poder demostrártelo. Eso sería peligroso para él. —Bajé la mirada a mis manos, que estaban en mi regazo, y empecé a juguetear con ellas.
—Entonces no te creo… —Se volteó hacia el cabecero de su cama—, ¿Puedo preguntarte por lo menos su nombre?. —Se giró hacia mí y descruzo sus brazos.
—Se llama Jordan. —Sonreí al decir su nombre.
—Y… ¿Hace cuánto tiempo se conocen?. —Apoyó su pierna izquierda en la cama mientras la derecha quedaba colgando de esta.
—Desde que empezamos las clases —Me observó confundida—. ¿Te acuerdas cuándo me despedí de ustedes a la salida? —Ella asintió—. Iba caminando media distraída... —Rodó los ojos.
—¿Cuándo no estás distraída?. —Preguntó burlona.
—Cuando se me antoja…, ¡Pero déjame seguir! —Refunfuñé—. Okay, continuando con lo de antes. Iba caminando distraída cuando me empecé a sentir incomoda, resulta que estaba frente al bosque. Di media vuelta, y de la nada sentí un escalofrío, para luego sentir unas manos en mi cintura que me sujetaban fuertemente y una respiración en mi oído. Se escucha la voz de esa persona, que era Jordan, que decía algo como: “Mía, sólo mía”. —Terminé de contar mi relato y la observé.
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Conociendo al Lobo [TD #1] |Terminada|
WerewolfEra irónica la manera que la vida te hacía ver todo, cambiando tus ideas, pensamientos y perspectivas. Algunas veces destruyendo tus ilusiones y otras veces volviendolos realidad. Digamos que la vida me demostró que aún se podían conservar los sueñ...