Capítulo 12 |Editado|

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Las personas chocaban contra mí sin pedir disculpas, provocando que quisiera saltarles a la yugular para mostrarles que había seres superiores a ellos, pero lo reprimí sólo para no llamar la atención de la panda de idiotas de lobo que se encontraba unos metros por detrás de mí, rodeando a la humana que olía bien y que la jodida Omega me había pedido… trabajar, por decirlo de alguna manera.

Saliendo del aprieto de humanos en el que me encontraba atrapada por obligación y no por gusto, me dispuse a dirigirme hacia donde había acordado con la loba el día anterior para saber el avance de la pequeña misión.

Como deseaba por fin llegar al final y obtener mi recompensa, a la cual no le tenía muchas ganas al principio, pero por la naturaleza, estaba muchísimo mejor de lo que me imaginaba. Sangre fresca, sin alteraciones, sin ningún tipo de bacteria corriendo por ella. Simplemente deliciosa.

–¿Y cómo te fue?. –Soltó al escucharme cuando me acercaba.

–Infundí algo de miedo, pero no tanto. Es mucho más complicado de espantarla que otra que me haya tocado. –Bufé con hastío.

–¿Ya la amenazaste?. –Frunció el ceño y su aroma se esparció por el aire del bosque, llegando a mi nariz, provocándome molestia.

–Joder, controla tus putas hormonas, loba. –Hice un movimiento con mi mano, alejando el olor repugnante de su sangre contaminada, sintiendo como se me revolvía el estómago del asco.

–Entonces haz el maldito trabajo bien para que no me altere la próxima. –Gruñó en mi dirección y sus ojos brillaron en dorado.

–¡Lo intenté!, pero ahora quiero un cambio. La quiero a ella. –Sonreí, dejando ver mis colmillos blancos y afilados.

–Haz lo que quieras con ella, no me interesa en absoluto, sólo asegúrate de alejarla de él y mantenerla viva unos pocos meses hasta que logre que se centre en mí. –Se encogió de hombros con una pequeña sonrisa tirando de las comisuras de sus labios.

–No te preocupes, ya empecé mi juego. –Comenté con felicidad.

–Y yo también tendré que empezar uno nuevo porque no avanzaste lo suficiente. –Reprochó y rodé los ojos–. Cuando te diga, harás lo que se planeó como segunda opción, y si no funciona, siempre tengo mi fantástica actuación de loba herida. –Su labio inferior sobresalió en una mueca de pobrecita y volví a sonreír por su malvada mente.

–Me gusta esta loba mala –Aprecié y decidí ir a buscar algo que cazar–. Nos hablamos, Emily. –Le guiñé un ojo y desapareció de mi radar en instantes.

Demonios. Ya quería saber cómo sería tener a mi merced a aquella humana, realmente la disfrutaría como pocas veces lo hacía.

Esto no podría ser mejor.

(…)

Estaba en el centro comercial con mi mamá, Sabrina y Ruth (ya he contado quiénes son) saliendo de la sala del cine. Fuimos a ver una película romántica que ni le presté atención… ni siquiera me acuerdo el nombre.

Al dar la vuelta en el centro comercial, dando por concluida la visita a ese lugar abarrotado de personas, fijé mi vista en una librería. Estoy segurísima que en mis ojos se formaron corazones como en los dibujitos animados que veía.

—¿Mamá, puedo ir ahí? Por favooor. —Hice un puchero y rogué.

—Bueno. Vale, pero no te puedo comprar nada, ¿Okay?. —Me observó seria.

—Okay. —Suspiré dramáticamente y empecé a caminar emocionada.

Ruth empezó a caminar a mi lado, pero no le presté atención.

Conociendo al Lobo [TD #1] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora