Capítulo VIII

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Mimi llegó a su edificio con un humor de perros, rezando para que nadie se cruzase en su camino hasta su habitación

Sabía que tenía un mal carácter, sobre todo cuando se enfadaba, y esta vez estaba muy enfadad, por lo que estaba segura de que la pagaría con cualquiera que simplemente la saludase

Llegó la puerta de su piso, abrió de mala leche y cerró dando un pequeño portazo, se sentía impotente, sobrepasada, ignorada... se sentía mal por Ana, porque estaba segura de que cometería el error de su vida y aun así se negaba a escucharla

-¡Mimi!- genial, la voz de Ricky resonó en el lugar, provenía de la terraza por lo que Mimi esperaba poder ignorarle y caminar hacia su habitación sin prestarle atención

Trató de avanzar haciéndose la loca, pero no pudo, pues Ricky insistió. De pronto sintió unas manos cubrir sus ojos por la espalda, no estaba para juegos por lo que le apartó las manos bruscamente

-Mimi...- se quejó la otra rubia, era Vicky ¿Qué cojones hacia allí?

-¿Qué haces aquí?- Mimi no sonaba sorprendida sino molesta, no quería ver a nadie, quería estar sola y Vicky ni si quiera la había avisado

-quería darte una sorpresa amor...- susurró acariciando su mejilla, se inclinó sobre ella para besarla pero Mimi retrocedió de inmediato

-No me gustan las sorpresas, de ahora en adelante avisa cuando vengas- hablo clara

-¿Te pasa algo?- Vicky comenzaba a desesperarse pero sabía que Mimi estaba enfadada y la estaba pagando con ella

-Que nadie me toma en serio, eso es lo que me pasa, dejadme sola, joder- bufó y se encerró en su habitación dejando a Vicky realmente sorprendida

Ana era la única que conseguía calmar a Mimi bajo cualquier situación, pero también era la única que podía ponerla de tan mal humor

Vicky, aun estática en el salón, logró reaccionar y caminó tras los pasos de la rubia llamando a su puerta

-Mimi, abre, necesitas hablar- Mimi suspiró al escucharla ¿Por qué nadie la entendía? no necesitaba hablar, necesitaba pensar

Por eso no dudo en mantenerse en silencio. Dicen que la indiferencia o la ignorancia son los peores de los castigos, por eso, Vicky enfureció ante su silencio

-Mimi, si no quieres hablar me parece perfecto pero no me ignores- alzó la voz molesta y Mimi juró que su enfado incrementó a niveles extremos

-¿Qué te parece perfecto?- preguntó abriendo la puerta de sopetón –Si te pareciese perfecto o al menos me respetaras no estarías aquí tratando de hablar. Te he dicho que quiero estar sola. No es tan difícil de comprender- La granadina estaba realmente enfadada, lo sucedido con Ana la había enfurecido más que nunca, pero es que ahora, esta discusión que estaba a punto de tener con Vicky iba a ser el detonante de sus emociones retraídas

-Mimi... solo quiero que me cuentes tus cosas y poder ayudarte- rogó Vicky

-Pero es que no tengo nada que contar, quiero estar sola. Si más tarde me apetece hablar contigo te lo diré, pero ahora necesito soledad- Mimi estaba cansada, estaba reventada física, y emocionalmente, solo quería quedarse sola y dormir

-Pero Mimi... se supone que somos novias ¿No?- Mimi no pudo contener una risa irónica y se hizo el silencio

Sí, era cierto que Vicky le gustaba bastante y estaba muy a gusto con ella, pero tampoco habían hablado nunca de etiquetarse como pareja, simplemente vivían el momento, eran compañeras en el camino de la vida

Here by Choice · {Warmi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora