Capítulo XI

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*Capítulo con contenido explícito, +18, leeis bajo vuestra responsabilidad*

-No, gracias- sonrió llegando a su lado –Y gracias por traerme y dejarme quedarme- sonrió sentándose en la encimera

-No me lo agradezcas, ya me lo cobraré- rió la granadina

-¿Ah sí?- jugó Ana con voz sensual

-Sí- susurró Mimi impasible

-¿Cómo?- preguntó esta vez Ana buscando la mirada de la granadina, cuando sus ojos conectaron, ambas se sintieron morir, se miraban intensamente y con deseo

-¿De verdad quieres saberlo?- devolvió la pregunta la granadina acercándose a la canaria y colocándose entre sus piernas

-Sí- susurró Ana en un suspiro casi sobre los labios de la granadina, esta sin poder evitarlo se lanzó a los labios de la canaria

Ana se sorprendió un poco, pero no se apartó, mataba por volver a sentir esos labios de nuevo, había tratado de olvidar el beso con Mimi, pero realmente era la cosa más difícil que había hecho en su vida

El beso se fue intensificando cuando Ana acarició con su lengua el labio inferior de la granadina, y esta, gustosa, separó los labios enzarzando sus lenguas en una batalla

-Ana...- susurró Mimi notando la intensidad de la situación –No sé si es el momento...

-Calla... por favor- susurró Ana juntando sus frentes –Dejémonos llevar- susurró volviendo a besarla

-No quiero incomodarte Ana...- murmuró con preocupación

-Te juro que no lo haces- sentenció besándola de nuevo

Mimi afianzó sus manos en el trasero de la canaria y esta enredó sus piernas en su cintura, caminando torpemente llegaron hasta la habitación de la rubia

Cuando estuvieron allí, Ana se dejó caer sobre las sábanas y Mimi se reclinó sobre ella con sumo cuidado

Cada movimiento llevaba un cariño, un respeto y una ternura, que Ana juraba no haber visto nunca antes

-Ana... quiero que me pares si no quieres seguir- susurró Mimi mirándola a los ojos –Te lo digo en serio- Ana asintió segura y la granadina comenzó a quitarle prendas

Con cuidado y con la ayuda de Ana le quitó el blazer y la camiseta, dejando su torso cubierto por solo su sujetador

Ana sintió pudor al instante, la mirada de Mimi sobre su torso semidesnudo la hacía sentir tímida e insegura, pero ansiaba ese momento y no podía estar más excitada

-Eres preciosa Ana- susurró besando de nuevo sus labios

Con cuidado, Mimi pasó la yema de sus dedos por las marcas de Ana ya casi difuminadas, y con más cuidado aún, besó todas y cada una de ellas mientras las acariciaba con ternura

Ana sintió ese gesto el más bonito que había visto nunca, sentía mil escalofríos y sensaciones al tener los labios de la rubia sobre su cuerpo, pero eran placenteros, no como cuando Jadel lo hacía

Mimi se detuvo justo donde comenzaba la cinturilla del pantalón de la canaria, la miró a los ojos, esos que la descifraban siempre y con eso le bastó, Ana asintió corroborando y Mimi, con todo el cuidado y cariño del mundo se deshizo del pantalón de la canaria

Estaba extasiada, como si la droga se apoderase de su cuerpo, sí, Ana era su droga

Por eso no podía oponerse del todo ni poner un poco de razón en el asunto... porque no razonaba en ese momento

Here by Choice · {Warmi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora