Capítulo XIII

2.2K 68 4
                                    

La estancia en París había sido, cuando menos agradable. Ambas habían disfrutado cómo nunca. La belleza de la ciudad y la compañía habían sido inmejorables

Tras la declaración de amor de la rubia, ambas habían disfrutado de una noche de sexo, caricias y palabras dulces que recordarían para siempre

A la vuelta del viaje, ambas habían llegado a Madrid con una amplia sonrisa, de esas que son difíciles de disimular, es por ello por lo que no pudieron evitar el tercer grado de Ricky

-Pero míralas... que contentas- insinuó el mallorquín enarcando las cejas

-Cállate, pesada- bufó Mimi sin aún poder borrar la sonrisilla tonta de su rostro

-Tenéis una cara de haber echado un buen polvo que no la podéis ni disimular- insistió el chico de ojos azules

-¿Piensas alguna vez en algo que no sea sexo?- rió Ana mientras caminaban hacia el coche

-Pues no- respondió Mimi ganándose una mala mirada por parte de Ricky

-Me vais a decir que estáis así de felices porque París es precioso- se burló

-Pues mira, sí, pero no es solo por eso- respondió Mimi impasible

Ricky cerró ahí el tema, decidió esperar a tener algo de apoyo para su interrogatorio, por lo que cambió radicalmente de tema

Subieron al coche entre risas y temas banales, el camino hasta el hogar de la canaria no era demasiado largo, pero las colas de Madrid daban para largas conversaciones

-Por cierto- habló Ricky captando la atención de ambas chicas una vez detuvo el coche en la puerta del edificio de Ana –Que esta noche hemos quedado los de siempre para hacer una cenita de picoteo-

-Ricky, yo estoy agotada... creo que no iré- respondió Ana haciendo una mueca

-Pues lo veo difícil porque la cena es en tu casa....- respondió sonriendo con algo de miedo a su reacción

-¿¡Cómo!?- preguntó exaltada la canaria –No, ni de coña, ya os estáis yendo a un descampado, yo quiero descansar-

-Bueno... lo miramos- aceptó Ricky subiéndose de nuevo al coche con Mimi tras haberla ayudado a bajar las maletas –Adiós- se despidió desde la ventanilla del vehículo y puso rumbo de nuevo, esta vez al piso que compartían con Miriam

Ana suspiró y sonriendo de nuevo entró en su edificio, miró en el buzón y sacó algunas cartas, ni siquiera las miró, las sujetó en la mano junto a las llaves y subió en el ascensor

Una vez en el último piso, en el que se encontraba su vivienda, salió del lujoso ascensor respirando el aroma a frutos del bosque que su hogar desprendía

Abrió la puerta de su piso y notó a Mimo ronronear en sus piernas

-Hola amor- susurró abrazando a la bola de pelo a la que llamaba gato

Con mimo en brazos, arrastró la maleta hacia dentro de la vivienda como pudo y una vez hubo cerrado la puerta dejó al gato de nuevo en el suelo. Tomó aire volviendo a la realidad y se quitó el abrigo con pesadez, dejándolo en el perchero

-¿Sabes que es lo peor de los viajes, Mimo?- le habló al gato, quién maulló como respuesta –Deshacer y hacer las maletas- masculló sacando todas las prendas de su maleta y metiéndolas en la lavadora

Bufó una vez hubo deshecho la maleta con éxito y colocado todo en su lugar

-Ahora es el momento de Mami para relajarse y pensar- sonrió mirando al gato estirado en el sofá –Aun qué ya vengo relajada, me apetece un capricho- añadió comenzando a caminar hacia el baño de su habitación -Creo que paso mucho tiempo sola... esto de hablarle y contarle todo al gato me lo tengo que mirar- habló para sí misma mientras llenaba la bañera

Here by Choice · {Warmi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora