Capítulo X

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La luz del sol irrumpió en la habitación, obligando a Ana a cerrar los ojos con fuerza, giró sobre si misma buscando el cuerpo con el que había recordado dormir la noche anterior, pero no lo encontró, por lo que se sobresaltó abriendo los ojos de golpe y buscando por toda la habitación sin éxito

¿Había sido real lo de la otra noche?, Mierda, no estaba nada segura y por un momento se sintió desprotegida. Se deshizo de las sábanas y buscó una bata para abrigarse, fue en ese momento en el que se vio obligada a mirarse en el espejo. Se sintió morir

Vio sus marcas, su piel con una mezcla entre rojo y morado y los arañazos por distintas zonas de su piel

Se agobió, se sintió sola y desprotegida ante el peligro y verse en el espejo solo le recordaba la horrible experiencia del día anterior

Enjuagó sus ojos y bajó a la cocina, necesitaba beber algo.

Buscó un vaso y lo llenó de agua, salió de nuevo al salón llevándose el vaso a los labios

-Pero si te has despertado...- Ana se sobresaltó soltando el vaso de las manos, este cayó de lleno en el piso, haciéndose añicos –Ay, Ana... dios lo siento, pensé que me habías visto- susurró Mimi alarmada acercándose a ella

Ana intentó retroceder, pero estaba descalza y dio un respingo al sentir varios cristales incrustarse en su piel

-Au- se quejó notando como uno de los cristales se había clavado de verdad en su piel

-Espera...- susurró Mimi, quién sí que llevaba sus zapatos puestos, se acercó a ella y cargándola como si de unas recién casadas se tratase beso su frente –Buenos días- rió un poco y comenzó a caminar hacia el sofá con Ana en sus brazos

-Mimi... no hace falta que...- comenzó a hablar la canaria siendo callada por la mayor

-Ana, no seas idiota, déjame ayudarte anda...- susurró dejándola en el sofá

La rubia recogió los cristales en cuestión de segundos y buscó en el baño un botiquín para curarle las pequeñas heridas que los cristales habían dejado en sus pies, luego desayunaron algo incómodas, lo acontecido la noche anterior les había despertado sentimientos a ambas pero no sabían muy bien si era lo mismo que sentiría la otra o si debían darle importancia

Y aún dubitativa, Ana decidió romper el incómodo silencio que se había formado entre ambas y cavilando sus palabras decidió ir al grano

-Mimi... en cuanto a lo de ayer...- hablo Ana queriendo conocer los sentimientos de la rubia y tratando de hacerle saber los suyos

-Ana, déjalo, de verdad, no fue nada... fue el momento... la situación... no te preocupes- trató de convencerse a si mima la rubia formando una sonrisa triste en el rostro de Ana, quién asintió agachando la cabeza, ella no lo sentía así, pero tenía realmente claro que no iba a tener nada con Mimi nunca, no sabía ni por qué no se había apartado ante el beso

-Lo siento- susurró y Mimi hizo un gesto retándole importancia

Pasaron la mañana bastante incómodas, por lo que Mimi decidió marcharse, veía que Ana estaba un poco mejor y ella necesitaba un poco de aire para pensar en la razón por la que Ana había decidido besarla la otra noche, sí, había mentido al decir que no había significado nada, para Mimi lo había significado todo y realmente había mentido porque sabía que Ana lo había hecho por instinto, estaba segura de que su amiga no sentía nada por ella

Ana se quedó en casa, desganada, llamó al trabajo para pedir una semana de asuntos propios y como era de esperar, se la concedieron, necesitaba volver a ser ella y esperar a que las marcas no solo desaparecieran de su cuerpo, sino de su mente

Here by Choice · {Warmi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora