Capítulo 9: «Una primera cita inusual»

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— ¿Por qué a mí? —Inquirió el pecoso, bufó. — ¡Por todos los perros salvajes de Auradon! ¿¡Por qué a mí!?

— ¡No lo castigue, él no tuvo la culpa de nada! —Lo defendió el descendiente de Jafar.

— Aw, Jaylos está renaciendo. —Exclamó la chica de cabello azul, sonriendo, mientras se miraba en el espejo mágico para verificar que su maquillaje estuviera perfecto como siempre.

— ¿Al menos estás prestando atención a esta situación? —Dudó Mal, alzando una ceja.

—Le presto atención a mi belleza. —Replicó la princesa malvada, distraída con su propio reflejo. Lucía asombrosa.

— ¡No es un buen momento para eso, E! —Le recriminó su novia.

—Siempre lo es. —Insistió la hija de Grimhilde, jugando con su cabello, pero la mirada seria de su chica logró intimidarla así que depositó el objeto en el que admiraba su belleza en la mesa.

—No voy a escuchar mentiras, solo dices eso para defenderlo. —Habló la directora de la escuela, cruzándose de brazos.

— ¡Hey! ¡Él puede ser muchas cosas pero no es tan mentiroso! —Intervino Evie, alzando la voz.

—Eso es cierto. —Añadió la ojiverde. —Jay puede ser violento, mujeriego, ladrón; imbécil, rompecorazones, estúpido; sucio, celoso e impulsivo pero no miente cuando se trata de gente que le importa.

— Pues no me interesa lo que digan, tal vez en la isla ustedes rompían las reglas pero aquí deben respetarlas y como Carlos no lo hizo entonces será castigado. —Sentenció la directora de la escuela, seria.

— ¡No puede hacer eso! —Insistió el ladrón del grupo, incorporándose rápidamente para acto seguido golpear la mesa con furia. — ¿¡Quién se cree que es!?

— ¡Si se mete con él, se mete con nosotros! —Le advirtió la chica de cabello azul, levantándose de su asiento.

—Déjelo en paz, todos estamos tratando de encajar aquí. —Gruñó Mal.

— ¡Silencio! —Gritó la mujer, harta de sus alumnos maleducados. — ¡Si escucho una palabra más, los castigaré a todos!

— No le deseo el mal, pero ojalá la muerda un perro rabioso. —El chico de cabello blanco y negro rompió el silencio, logrando que sus amigos soltaran carcajadas.

— ¿¡Cómo se atreven!? ¡Esto es muy irrespetuoso! ¡Los cuatro están castigados, y de ninguna manera aprobaran este examen! —Alzó la voz el hada madrina, indignada por el comportamiento de los hijos de villanos.

  En ese momento, la chica de ojos azules entró al salón sin siquiera golpear la puerta, ella llevaba unos papeles en sus manos pero frunció su ceño al percatarse de que Mal; Evie, Jay y Carlos no dejaban de reírse mientras que su madre lucía bastante enojada.

— ¿Se puede saber qué está pasando aquí? —Cuestionó Jane, alzando una ceja. Inmediatamente sus amigos se callaron.

— ¿Se puede saber por qué no golpeaste la puerta antes de entrar? ¿Y por qué no estás en clase, jovencita? —Replicó la directora de la escuela, cruzándose de brazos, dándole una mirada desaprobatoria a su hija.

—Te traje unos papeles que tienes que firmar para la coronación, es por eso que salí de clase. —Respondió la mejor amiga de Lonnie, dejando las hojas en el escritorio de su madre, luego se volteó. —Ahora respóndanme.

—Tu madre nos castigó injustamente. —Mintió el menor de los villanos.

— ¿¡Qué!? ¿¡Por qué!? —Preguntó la chica que había sido hechizada, sorprendida y enojada. — ¡Mamá, deja en paz a mis amigos!

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