10 años después.
En la Isla de los Perdidos –un pedazo de tierra en el medio del mar, donde no había wifi ni oportunidad de escapar debido al puente roto y a la cúpula mágica que mantenía a sus habitantes encerrados para siempre– vivían todos los villanos y secuaces junto a sus descendientes para castigarlos por todas las maldades que los primeros les habían hecho a sus vecinos: los príncipes, princesas, reyes y reinas de Auradon.
En esa prisión existía el odio, el resentimiento, la locura y la venganza. Sobrevivían con las pocas sobras que sus enemigos les enviaban.
Una chica de cabello morado se encontraba dando los detalles finales a su graffiti en una de las paredes de aquel lugar, sonrió victoriosa al terminar su dibujo, que consistía en la silueta de la temible Maléfica y en su interior había escrito “Long live evil”.
—They say I'm trouble, they say I’m bad. —Exclamó la ojiverde. — They say I'm evil, and that makes me glad. —Añadió, guardando las latas de spray en su mochila morada antes de colgársela en el hombro y empezar a avanzar por la calle.
—A dirty no-good, down to the bone. —El descendiente de Jafar caminó por uno de los techos para luego bajar por unas escaleras. —Your worst nightmare, can't take me home. —Les guiñó el ojo a unas chicas que pasaban por allí, entonces empezó a correr hacia el mercado, ya que era la hora perfecta para robar.
—So I've got some mischief, in my blood. —La princesa de la isla se subió a una mesa llena de comida y pateó algunos platos antes de bajarse de la misma con una sonrisa seductora. —Can you blame me? I never got no love.
—They think I'm callous, a low-life hood. —Un joven pecoso de cabello blanco y negro salió por una ventana abierta para acto seguido arrebatarle un pañuelo del cuello a un pirata que se encontraba por allí y empezó a correr rápidamente. —I feel so useless, misunderstood. —Gritó cuando llegó a la calle y le robó una manzana a una rubia con mechones rosados, sin percatarse de quien era, le dio un mordisco antes de arrojársela nuevamente. Se retiró sin siquiera mirar atrás.
—Mirror, mirror on the wall, who’s the baddest of them all? —Prosiguieron las chicas, caminando por las calles como si fueran las dueñas del universo. Vieron que Jay hacía piruetas por los techos para llegar a su destino antes que ellas, mientras que el pecoso despertaba a aquellos que dormían en las calles y corría lejos antes de que pudiera meterse en problemas. —Welcome to my wicked world, wicked world.
—I'm rotten to the core, core. Rotten to the core. I'm rotten to the core, core. —Los cuatro se encontraron en la parte trasera del mercado y el menor del grupo abrió la reja para dejarlos pasar. Inmediatamente, empezaron a desordenar las mercancías de todos los puestos que había, ya que eso les divertía. —Who could ask for more? I'm nothing like the kid next, like the kid next door. —Ellos observaron más allá de la cúpula mágica que los mantenía encerrados, a lo lejos se veía el reino de princesitas primorosas y príncipes encantadores a los que todos los villanos odiaban.
—I'm rotten to the, I'm rotten to the…—Tomaron unos palos y empezaron a golpearlos contra unas ollas para finalmente salir de allí por un atajo que ellos conocían perfectamente. —I'm rotten to the core. —Intercambiaron miradas antes de golpear unas tuberías y separarse.
Carlos corrió por las calles, estaba tan distraído pensando en varias cosas que no se dio cuenta de que chocó con una rubia, ella cayó encima del cuerpo del chico.
— ¡Oye, rata callejera! Fíjate por dónde vas o te juro que…—Masculló ella, hasta que se percató de a quien le estaba hablando y sonrió. — ¡De Vil! Si tú me robas una manzana, entonces yo puedo hacer esto. —Dicho esto, la joven unió sus labios con los del chico de cabello blanco y negro, pero no fue correspondida; él la apartó rápidamente y se incorporó.
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The Wand For The Crown
FanficEn Auradon, donde los pájaros cantan, donde los reyes y reinas gobiernan sus territorios y donde el sol siempre brilla; todos viven felices para siempre, ya que sus vidas son perfectas. O al menos, eso es lo que quieren que los demás crean. La vi...