17.- ¿Porqué él y no yo?

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Maratón 3/?










Contempló con nostalgia la casa frente a él. Preguntándose múltiples veces porque se encontraba ahí, sin importar que conocía a la perfección la respuesta.

Pasó sus ojos por cada detalle de la edificación, empezando por la pequeña cerca que tenía el jardín principal, siguiendo con la puerta marrón, los ladrillos rojizos y finalizando con la ventana que daba exactamente a la recámara de Seokjin.
La luz estaba encendida, y a juzgar por las cortinas cerradas y el hecho de que parecía no haber nadie, sabía que se encontraba ahí.

También sabía que las cosas entre él y Jungkook habían terminado, pero contrario a lo que pensarían, no era algo que le agradaba. No negaba que el pelinegro le seguía gustando con la misma intensidad de siempre, pero era imposible que se alegrara por una noticia como aquella. No, ni siquiera pudo esbozar una pequeña sonrisa.
De hecho, resultaba ser lo opuesto.

Era cierto que desde la última plática con Jeon había evitado a toda costa encontrarse con el par, se rehusaba a toparse con ellos, a verlos e incluso prefería que en su presencia no hicieran ninguna referencia a aquellos dos, y pese a eso, Taehyung no era ciego, es más, hasta para un ciego era imposible no notar —últimamente— lo raro que estaba tanto Seokjin como Jungkook.

Más distraídos que de costumbre, más callados y también más apartados del resto. Al principio pensó que probablemente seguían afectados por todo lo que les dijo, que tenían problemas familiares o hasta que podrían ir mal en la escuela. Jamás pasó por su mente una separación, si no hasta lo escuchó de la boca de Sakura.

Se sintió celoso y un poco enojado, no lo va a negar, le provocaba cierta molestia que Seokjin no se inmutara por perderlo a él, en cambio, perder a Jungkook era como perder su alma.

Por otra parte también empezó a sentir curiosidad. ¿Tanto así se amaban, tanto que sí no estaban juntos parecían muertos en vida? Sus ojos picaron ante el pensamiento. No necesitaba una respuesta para eso porque lo había presenciado, sin embargo, a partir de ahí surgió la gran incógnita.

¿Porqué Jungkook y no él? ¿Qué lo hacía tan especial ante sus ojos para preferirlo sobre cualquiera?
El no saber esa respuesta lo estaba carcomiendo vivo, necesitaba saberlo incluso sí estaba seguro que la respuesta terminaría de matarlo.

Por ese motivo se encontraba ahí, frente a la casa de quien alguna vez le perteneció. Dudando entre llamar al timbre o marcharse a su casa, al final de cuentas tenía más que perder.

Tragó saliva con fuerza, elevando su rostro para mirar una vez más en dirección a la ventana de Seokjin, llevando su temblorosa mano hacia el timbre y presionándolo por escasos segundos para después escuchar desde el interior como la dulce voz de su mayor canturreaba un "voy".

Presionó sus labios con fuerza en la espera de que el pelinegro abriera la puerta. Cosa que no demoró demasiado, dejando ver tras ella el hermoso rostro de Seokjin, con sus cabellos despeinados, sin ningún rastro de bálsamos labial y vistiendo una pijama de alpacas. El pelinegro se ruborizó y lo único qué pasó por la mente de Taehyung era su cerebro murmurando "tierno".

Seokjin se apartó un poco para dejarle pasó a Taehyung y que este entrara a su casa. Le inquietaba que el peliplata lo visitara pero de igual forma se sentía feliz de que lo hiciera. Una vez que ambos estuvieron dentro cerró la puerta y dirigió al menor hasta la sala de estar.
Tomaron asientos uno frente al otro y a diferencia de otras ocasiones esta vez no se hicieron esperar. Taehyung inmediatamente se dirigió a su punto.

-Sé que te debe parecer extraño que venga a hablar contigo después de lo que dije, pero hay ciertos temas que no aclaramos y es momento de hacerlo.-

-Adelante, estás en tu casa, siéntete libre de decirme lo que sea.- Alentó el mayor para que el peliplata entrara en más confianza y dejara de lado las formalidades. Taehyung lo captó rápidamente, adoptó una pose más cómoda y después de idealizar la frase en su mente la expulsó.

-¿Porqué él y no yo?.-

La pregunta tomó por sorpresa al mayor, quien durante varios minutos se quedó perplejo, en completo silencio. Ni siquiera la televisión que había dejado encendida arriba se escuchaba. Todo parecía detenido.

Honestamente, no estaba seguro que responder, y no precisamente por evitar dañar a su menor, realmente no sabía que decir. No sabía porque motivo, razón o circunstancia cayó rendido ante el encanto de Jungkook.

No sabe con exactitud qué le cautivó de él, aunque por otro lado, sí le preguntan sobre qué le disgusta podía hacer una enorme lista en menos de un minuto. No obstante, puede mencionar que le gusta su voz, es agradable y para sus oídos suena como una armonía producida por ángeles, le gusta su sonrisa, sus enormes y hermosos ojos, la manera en la que muerde su labio con sensualidad, su fragancia de orquídeas con menta y una pizca de café molido. Pero no era algo especial, no era la razón.

Le gustan múltiples aspectos de Jungkook, pero esas cualidades las poseían cientos de personas más como Taehyung, Jimin, Jinhwan e incluso Min Yoongi. Sin embargo, entre billones de personas en el universo terminó enamorado de Jeon Jungkook, su vecino, el chico que le hacía la vida miserable desde los seis años y el mejor amigo de su ex amor platónico, y no sabe la razón.

Rendido de rebuscar entre sus recuerdos se limitó a elevar sus hombros, decorando sus labios con una pequeña sonrisa sincera. Mientras el contrario lo miraba atentamente.

-No necesariamente tiene que existir un porqué. De hecho, dudo que haya una explicación.- Suspiró. -Supongo que solo es cuestión de suerte, solo ocurre. No puedo decirte porque terminé queriendo a Jungkook más que a ti o a cualquiera que conozca, porque desconozco el motivo. Pasó, por alguna misteriosa razón tuvo que ocurrir, y lo único que tengo para comprobarlo es el sentimiento. Pero eso es suficiente ¿no lo crees?. Basta con saber que lo amas y ya.-

Taehyung asintió, mordiendo sus labios con fuerza para contener las lágrimas que comenzaban a formarse en sus ojos. Conocía a la perfección esa sensación, porque era exactamente lo que le pasaba con Seokjin.

Porque conocía a cientos de personas e incluso muchos parecían mostrar interés en él, pero su mente, su corazón y su alma se rehusaban a mirar a alguien que no fuera Seokjin. Había algo en él, algo inefable, que no podía describirse con palabras, ese algo que se había apoderado de sus sentimientos.

Amaba a Kim Seokjin con la misma intensidad con la que el pelinegro amaba a Jungkook, por eso decidiría lo que era mejor para todos, incluso si no era bueno para él.

Echó un vistazo hacia el techo y después de asegurarse que no estallaría en llanto regresó su vista a Seokjin.

-¿Quieres hacerme un favor?.- Inquirió sin ningún atisbo de titubeo.

-El que sea.- Respondió sin dudarlo un segundo.

-Por alguna obra misteriosa del destino lo escogiste a él, así que, por lo que más quieras, no se detengan por mi.-




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Goldenshook

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