04.- Amistades Perdidas

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Maratón 2/?

Kim Jinhwan se mudó a Seúl a la edad de 8 años. Su padre acababa de recibir la buena nueva de un asenso, en la sede principal de la empresa en la que laboraba. Tal vez no era un puesto muy importante, aún así, la familia Kim se alegró de la noticia.

Jinhwan tuvo que dejar a sus amigos, pero hasta cierto punto no le molestaba, sabía que conocería más personas. Además, la distancia no sería suficiente para terminar las amistades que con el tiempo había hecho. Los volvería a ver, y sí bien, las cosas no regresarían nunca a lo que una vez fueron, su cariño seguiría intacto.

Llegó a Seúl un sábado por la tarde. Con una actitud positiva y totalmente dispuesto a iniciar con el pie derecho.
Acompañó a su padre a decorar su nueva oficina. Eso era un avance, en Busan apenas tenía un cubículo muy estrecho. Incluso su papá se miraba tan radiante que no pudo rechazar la petición de ir junto a él a instalarse.
Llevando en sus pequeñas manos un par de fotografías enmarcadas.

Kim Jinhwan desde niño era un tanto peculiar. De estatura bastante baja, cuerpo delgado, y sobre todo, muy despistado. Resultaba ser tan torpe que ese día, cuando salió del ascensor tropezó con alguien, dejando caer los recuadros al suelo. Estrellando el vidrio de la foto familiar.

Como acto natural se dejó caer al piso de rodillas, sus ojos se aguardaron ante la posibilidad de que su padre lo regañaría. Era su imagen favorita y la había estropeado. En un intento de solucionar sus errores trató de llevar sus temblorosas manos a los restos.

Pero alguien lo detuvo.

-No hagas eso, vas a cortarte.-

Volteó a ver quién lo agarraba de las muñecas.
Un chico castaño. Alto -aunque cualquiera resultaba ser más alto que él-, tenía unos ojos grandes y adorables, labios finos, y una mirada de preocupación en el rostro. Jinhwan ni siquiera se había percatado de sus lágrimas y por ende era la preocupación del contrario.

-Yo... lo siento.- Murmuró. Se sentía tan avergonzado de no haberse disculpado antes de abalanzarse directo la foto. Dejando sus modales de lado gracias a su pánico.

-No pasa nada.- Respondió el chico. -¿Se puede saber porqué lloras?-

-Lo arruiné... Siempre lo arruino todo.-

Tal vez estaba siendo más que dramático, pero era un niño, no sabía que con cambiar la Foto de un marco a otro quería como si nada hubiera pasado.

-¿Hablas de eso?- Preguntó. -Mira, fui yo quien tropezó contigo ¿Porqué no me dejas arreglarlo?-

El pelinegro lo miró asombrado. Le estaba ofreciendo disculpas y encima solucionaría sus problemas. Sonaba como un ángel, y aunque eso le salvaría de un castigo, no quería abusar. Tenía que hacerse responsable él solo.

Sin embargo, antes de que pudiera salir algo de entre sus labios, el niño tomó con cuidado la fotografía y salió corriendo por los pasillos de la empresa. Dejando a Kim Jinhwan bastante confundido.

Después de unos pocos minutos el desconocido llegó con un nuevo portaretratos, con la imagen ya dentro. Lucía idéntico al anterior que Jinhwan podría asegurar que lo arregló con magia.

-Gracias...-

-Jungkook. Jeon Jungkook.-

-Gracias Jeon Jungkook, yo soy Kim Jinhwan.- Sonrió.

A partir de ahí, extrañamente surgió una amistad. No existía Jeon Jungkook sin Kim Jinhwan de la misma forma que no había Batman sin Robin. Eran inseparable. Poseían una amistad tan hermosa y pura.

Club Anti Jungkook|| KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora