Capítulo 3: Primera cita

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Dejo las flores en un jarrón, les pongo agua y rápidamente vuelvo con mi cita.

Me pongo nerviosa al verle otra vez esperándome en la puerta.
Joder.
Este hombre es muy atractivo y muy, muy intimidante.

Cierro la puerta y salgo con él.

—¿Dónde vamos? -Pregunto sonriente.
—A un restaurante que está cerca, por eso no he traído el coche.

Asiento.

Noto que me mira de reojo.
Sonrío y miro al suelo.

No sé que decirle.
Él rompe el silencio.

—Estás muy guapa, me gusta ese vestido.
—Gracias, tú también... tu traje.

-Se mira.

—Es muy elegante. -Continúo.
—Gracias. -Se ríe.

Es evidente lo nerviosa que estoy ahora mismo.
Inspiro e intento tranquilizarme.

Soy muy tímida y me pongo roja enseguida, siempre.
Y más con este hombre.

Mientras caminamos hacia el restaurante charlamos sobre nuestra anécdota de ayer, la peculiar forma en la que nos conocimos...
Gracias a él consigo recordar por fin todo lo que ocurrió ayer, y he comprendido que no lo recordaba porque debí demasiado.
Me siento imbecil por eso, y fui una irresponsable.

Finalmente llegamos al restaurante.
Él me agarra de la cintura al entrar y noto que me mira con una sonrisa de satisfacción.

Cristian se acerca a un chico del restaurante que está la entrada
—Buenas noches.
—Bienvenidos, ¿me dice su nombre porfavor?
—Johnson, Cristian Johnson. Tenemos una mesa reservada arriba.

¿Cómo que arriba?
El joven revisa una lista.

—Sí, aquí está, adelante. Que disfruten.
—Gracias.

Viene un camarero y nos acompaña hasta nuestra mesa.
Al subir las escaleras hacia la azotea, Cristian sigue guiándome de la cintura.

Arriba, me quedo boquiabierta al ver que esta planta es infinitamente mejor que la de abajo.
Nuestra mesa es grande y todo está decorado y perfectamente ordenado.

—¿Te gusta? -Me pregunta Cristian mientras se sienta enfrente mía.
—Por supuesto, esto es precioso. Nunca había estado en un restaurante con dos plantas.
—En realidad tiene tres, pero esta es la mejor.

Asiento sorprendida y él se ríe.

Enseguida viene un camarero.

—¿Quieres vino? -Me pregunta el señor Johnson.

Ya me sé su apellido.

—Sí, porfavor.

Él dice el nombre de un vino que desconozco.
Pedimos nuestro menú para cenar.
El camarero apunta nuestro pedido y se va rápidamente.

Yo me giro y encuentro a Cristian mirándome fijamente con expresión concentrada.

—Háblame sobre ti. -Dice de repente.

Vaya, no me esperaba eso.

—Vale, pues... tengo veintidós años, casi veintitrés, nací aquí en Portland.
—¿Trabajas?
—No, estudio en la universidad, una carrera de periodismo.
—¿Tienes hermanos?
—No, soy hija única.

Mi delito fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora