Abro los ojos despacio y sonrío al ver que todavía me encuentro entre los brazos de Cristian.
Definitivamente despertar a su lado es la mejor sensación que he sentido nunca.Tiene el torso desnudo, me viene una bocanada de olor a su perfume y entonces recuerdo que soy yo la que lleva puesta su camiseta.
Hace un ruidito y se abre sus preciosos ojos azules.
—Hola. -Susurra.
—Hola dormilón. -Digo yo.Cómo si llevara mucho tiempo despierta.
Recuerdo lo que tengo que hacer durante mi día.
Tengo que ir a recoger mis notas a la universidad.
Espero que haya sacado las notas que espero...Cristian me besa y me saca de mis pensamientos.
—Te quiero. -Susurra.
—Yo también te quiero.Le acaricio el pelo oscuro y miro el reloj.
Ya va siento hora de levantarse.—Quédate. -Dice Cristian cuando me intento levantar.
—Vale, pero sólo un ratito.Lo cierto es que se está tan a gusto aquí con él que no quiero irme a ningún otro sitio.
—Eres preciosa. -Murmura.
Sonrío y me sonrojo.
Después de pasar un rato en la cama con Cristian, nos levantamos y nos cambiamos de ropa.
—¿Qué vas ha hacer hoy?
—Tengo que ir a recoger mis notas a la uni. ¿Tú?
—Curro, pero podemos hacer algo esta noche.
—Vale. -Me acerco a él.Entrelazo mis brazos detrás de su cuello y le beso.
—Quiero preguntarte algo. -Dice Cristian mientras se pone una camiseta.
—Dime.
—Había pensado que, si te parece bien podrías tomar... -Se pone nervioso. -Anticonceptivos. Ya sabes, sentirnos mejor.No me esperaba eso.
No sé muy bien que contestarle.Me aturdo y me pongo tensa y él se da cuenta.
—Bueno, ya lo hablaremos. -Sonríe comprensivo.
Lo cierto es que me incomodada su pregunta sobre tomar anticonceptivos...
Continúo vistiéndome.Me pongo una blusa rosa y unos vaqueros con unas zapatillas rosas.
Él se pone su uniforme de policía y me deja sin aliento una vez más al volver a comprobar lo bien que le queda.
—No guardes las esposas muy lejos. -Susurro provocativa y le beso.
—No me digas eso que a lo mejor llegamos tarde a nuestro destino. -Dice señalando la cama.No estaría nada mal.
—Oye nena.
Me giro y le miro.
—Había pensado que... bueno, ¿te gusta esta casa? -Pregunta nervioso.
¿A qué viene esa pregunta?
—Sí, claro ¿por?
—¿Te gusta más que tu casa? -Sonríe.Un momento.
—¿Porqué lo preguntas? -Digo con una risita nerviosa.
—Por que, a lo mejor te gustaría venirte a...
—¡Sí, sí, sí! -Me lanzo a sus brazos y le beso.
—Todavía no te lo he preguntado. -Se ríe.
—No hace falta, claro que me vendré aquí a vivir contigo.
—¿Qué? -Se extraña -Iba a preguntarte si querías venir a trabajar conmigo.Me río y me tranquilizo al ver que él se ríe también.
Si no hubiera sido una broma ahora mismo estaría llorando.—Esta noche podemos ir a por tus cosas a tu casa.- Mira la hora en su reloj. -Ahora tengo que irme a trabajar, que llego tarde. Puedes quedarte aquí hasta que te vayas a la universidad.
ESTÁS LEYENDO
Mi delito fue amarte
Roman d'amour{Si el delito del que se me acusa es amar a un hombre que no merece ser amado, ya pueden ir trayendo las esposas} Sara Williams, una universitaria de veintidós años, conoce a un atractivo policía llamado Cristian Johnson, que consigue volverla compl...