Capítulo 9: Feliz Cumpleaños

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Narra Cristian:

La luz se cuela entre las cortinas y me hace abrir los ojos.
Miro el reloj.

Son las doce.

Ya es tarde, pero he dormido lo máximo posible porque anoche tuve que hacer el turno de mi compañero y llegué a casa a las tantas de la madrugada.

Mi motivación para mantenerme despierto fue pensar en Sara durante toda la noche.

Aún recuerdo lo cabreado que estuve mientras llevé el helicóptero de vuelta a la oficina, ya que durante el viaje tuve que quedarme con las ganas de terminar lo que habíamos empezado antes de que el teléfono de mi jefe nos interrumpiera.

Cojo el móvil y sonrío al ver que tengo un mensaje de Sara.

S: Buenos días cumpleañero, ¡muchísimas felicidades!🎉😘❤️
C: Muchas gracias guapa. ¿Te veo luego?
S: Sí, luego nos vemos.
C: Estoy deseándolo. Besos.
S: Igualmente😚

Dejo el móvil y me meto en la ducha.

El agua se resbala por mi cuerpo.
Me levo el pelo y froto cada parte de mi torso.

Una vez fuera, me seco y me visto.

Mis padres vendrán dentro de poco.
No sé ni para qué, pero supongo que es algo relacionado con mi cumple ya que no han querido decirme nada.

Me siento un crío celebrando mi cumple, pero relamerme lo hago para reunir a la familia y amigos.
Nunca está de más pasar un rato juntos.

Y además este año voy a poder presentar a Sara a mi familia.

Espero que todo salga bien, ya que es la tercera chica que presento a mi familia, y de verdad quiero que sea la última y definitiva.

Me pongo una camiseta con botones, pantalones largos oscuros y mis zapatos preferidos.
Después me acerco al baño, me peino y me echo colonia como de costumbre.

Justo cuando acabo, llaman al timbre.
Bajo las escaleras y abro la puerta.

—¡Feliz cumpleaños hijo! -Dicen mis padres al unísono.
—Muchas gracias.

Le doy un abrazo a cada uno y les dejo pasar.
Traen unas bolsas que me resultan sospechosas.

—Bueno, vamos ha hacer una cosa, no puedes subir arriba hasta la hora del cumple, luego nos vemos hijo. -Dice mi madre.
—Va... vale, adiós. -Me despido extrañado.

¿Que estarán tramando estos dos?

Una vez más, me siento como un crío.
Pero mis padres son así, siempre han sido muy atentos conmigo y con mi hermano y la verdad es que eso es algo de lo que no puedo quejarme.

Me voy a mi despacho y miro el ordenador un rato para hacer tiempo.
Reviso que no tengo correos nuevos del trabajo.

Al parecer esta noche no será necesario que sustituya a nadie.
Lo cual me alivia porque trabajar en ese horario es agotador.

De repente llaman al timbre.
Bajo la pantalla del ordenador y me levanto a abrir la puerta.

—¡Hermanito! Felicidades, que ya te haces viejo.
—Yo también te quiero mamón.

Le abrazo entre risas y entra.
Voy a cerrar la puerta pero me frena.

—No cierres aún, que viene más gente.

Me asomo y veo a mis tíos y primos acercarse.
Al rato también llegan mis amigos del trabajo.

Sonrío al ver a tanta gente en casa, aunque aún falta por venir la mejor invitada.
Lo bueno se hace esperar.

Mi delito fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora