Capítulo 2: Me debes una

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Abro los ojos despacio y automáticamente descubro el horrible dolor de cabeza que me atormenta.
¿Porqué me duele la cabeza?
Ah sí, ayer fue la fiesta...

Sólo recuerdo que fui de fiesta con mis amigos, pero no sé qué pasó después.
Joder.
Eso no es una buena señal.

Voy hacia mi armario y me cambio de ropa.
Paso de llevar un pijama arrugado a un vestido fucsia, limpio con olor suave y agradable.
El cual planché lo mejor que pude ayer.

Voy al baño y me aseo y maquillo lo mejor que puedo.
Hoy es un día especial.

Es el cumple de mi padre.
Al igual que todos los años, mis padres celebran una comida con familiares y amigos en su casa.
Está cerca de la mía.

Cojo los zapatos negros y me los pongo.
Una vez que me peino vuelvo a echarme un vistazo en el espejo, y salgo de casa.

Camino las pocas calles que distancian mi casa de la de mis padres.

Junto a la entrada veo un coche de policía.
Mierda, joder.
¿Habrá pasado algo?

Deben estar atentos a él por si llaman los invitados y enseguida me abren.
—¿Porqué hay un coche de policía fuera? ¿Ha pasado algo?
—No, hija, es que el hijo de mi amigo Lucas es policía y ha venido con su coche porque acaba de terminar la jornada.

Resoplo aliviada.
En ese caso.

—¡Feliz cumpleaños papá! -Le doy un abrazo.
—Muchas gracias cariño. -Se ríe.

Le dedico mi sonrisa más radiante y lo veo realmente feliz.
Después saludo a mi madre también.

Entro en casa y comienzo a saludar a mis tíos, primos, y a los amigos de mis padres.

—¿Tú eres Lucas? -Le pregunto al único hombre que no conozco.
—Sí, encantado. Mi hijo está en el lavabo enseguida te lo presento.

Asiento sonriente.
De repente veo a un hombre muy atractivo.
Tiene el pelo oscuro corto, ojos azules claros y el cuerpo musculoso.

El coche de policía que hay fuera es suyo.
Hoy ha terminado la jornada.
Ósea que es policía.

Algo no encaja en mi cabeza y no sé el qué.
Yo ya he visto esos ojos azules antes.
Cuando se acerca caigo en que, efectivamente vi a este hombre ayer.

¡Y tenía intención de multarme!
¿Lo hizo?
No lo sé.

¿Por qué diablos quería multarme?
¿Y como he vuelto a casa?

No entiendo nada.
Tengo demasiadas preguntas.

—Hola, soy Cristian, encantado.
—Ho... hola. -Respondo nerviosa.

Le doy dos besos y compruebo que huele de maravilla.
Reconozco perfectamente su voz, es muy... varonil.
Y no comprendo eso de "encantado"
Si ya me conoce.

Quizá finge que no, para ocultar lo que sucedió ayer.
Soy idiota, claro que lo está ocultando.

Si no mis padres ya sabrían que ayer casi me multan y que estuve conduciendo borracha.

Mis padres se acercan y me pongo muy nerviosa.

¿Y si se lo cuenta?
No conozco a este chico.
¿Cómo se llamaba?... ¡Cristian!
No puedo fiarme de Cristian.

Aunque me inspira confianza el hecho de que no haya hablado del tema.
Igual sí va a ocultarlo.

No tenía ni idea de que él conocía a mi padre.
Necesito hablar con él para recordar mejor lo que sucedió ayer.

Mi delito fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora