Capítulo 5

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A la mañana siguiente todos se encontraban en su entrenamiento.
Ni Eren ni Mikasa pudieron rendir debido al desvelo de la noche anterior.
Al término la chica fue a su habitación para intentar descansar. Se encontraba recostada en la cama cuando alguien golpea la puerta y deja una nota debajo de esta.

"Mikasa te espero al anochecer en el campo de entrenamiento."

La chica se encontraba confundida. No reconocía esa letra, probablemente sea Jean, o ¿acaso Eren? No quería hacerse ilusiones, prefería pensar en la opción de Jean. Tomó una ducha, se alistó y salió a ver el atardecer, quería disfrutar un momento a solas antes de ese encuentro. Cayó la noche y se encaminó al campo, el nerviosismo la invadía, algo le decía que Eren se encontraba en ese lugar, pero trataba de desechar esa idea.
Llegó a la entrada del campo y Armin se encontraba ahí.

-Mikasa ¡viniste!.
-¿Que haces aquí? ¿Tú eres el de la nota? -desconcertada-
-No, no fui yo, pero si sé quién lo hizo. Si quieres saber tienes que vendarte los ojos.
-Armin ¿que estás tramando? -dudosa de ponerse la venda-
-Confía Mikasa.

Armin amarró la venda en sus ojos, la tomó por los hombros y la guió a otro lugar.

-Hasta aquí llego yo. Disfrútalo Mikasa.

El rubio le dio unas palmadas en la espalda y se retiró.
De pronto sintió unas manos muy cálidas que tomaban las suyas, eso la puso aún más nerviosa.

-¿Armin?

No hubo respuesta. Comenzó a guiarla unos cuantos pasos más y se detuvo. Sostuvo las manos de la chica y posó algo en sus manos, para después irse.
La azabache preguntaba pero no tenía ninguna respuesta así que quitó la venda y para su sorpresa no se veía nada ni nadie, después bajó la mirada para ver lo que había en sus manos, al mirarlo inmediatamente las lágrimas comenzaron a caer.
Era una estrella de madera que Eren había tallado para ella cuando perdió a sus padres, para que recordara que siempre hay una luz cuando se sintiera triste, prometiéndole que mientras él estuviera ella no estaría sola. El día anterior a la llegada del titán colosal Mikasa lo había perdido, Eren lo encontró y lo metió a su bolsillo, quedando con él aun después de la destrucción de su hogar.

Las lágrimas no paraban de correr.

-Mikasa. La promesa sigue ahí. -exclamó Eren-

La pelinegra levantó la mirada para mirar a Eren y correr hacia sus brazos, él correspondió tomándola fuertemente.

-Fue algo idiota, muy irresponsable intentar apartarte, pero la verdad es que no puedo estar sin ti Mikasa. -tomando el rostro de La azabache entre sus manos, secando sus lágrimas con los pulgares- eres más que mi familia y no pienso perderte, no otra vez.

El ojiverde le dio un suave beso en la frente para volver a tomar sus manos.

-Tengo algo más para ti.
-Eren...

Entraron a un cuarto donde realizaban reuniones. Al ingresar vio una mesa con velas encendidas.

-Se que no soy bueno cocinando pero no podía dejarte sin cenar. Siéntate ya vuelvo.

Mikasa asombrada, él nunca se había comportado así, pero eso lo hacía un momento aún más especial.

-Se que te gusta mucho la carne, así que pude conseguir un poco. Le pedí ayuda a Sasha, aún que después ya no quería dármela para comérsela ella.
-Vaya que te esforzaste -riendo-.
-Comamos antes de que se enfríe...

-Estuvo delicioso Eren. Podrías cocinarme más seguido.
-No te acostumbres -. Ven, vamos a fuera.

Eren tomó la mano de Mikasa y se sentaron en el pasto contemplando la Luna.

-Mikasa aún no sé tú respuesta -desconcertándole-
-¿De que hablas?
-¿Has podido perdonarme?
-Todo está perdonado Eren -recargándose en él- pero ya no te vuelvas a comportar como idiota conmigo.
-Lo siento... ¿Sabes que es lo bueno de todo esto?-poniéndose de rodillas frente a ella- que ahora entiendo lo que en realidad eres para mí -acercándose cada vez más a su rostro-.
-¿Y que soy para ti? -El nerviosismo la invadía pero no podía dejar de admirar esos grandes ojos color esmeralda que resplandecían aún más con el claro de Luna-.
-Puedo decirte que eras una hermana para mí, pero ahora ya no puedo verte de esa manera. Me he dado cuenta de lo hermosos que son tus ojos, sobretodo cuando me miras así, puedo ver lo lindo que es tu rostro -acariciando su mejilla- y no puedo negar que esas curvas que se esconden debajo de esas prendas me estremecen demasiado -pasando un dedo por su cintura- Eres irresistible para mí Mikasa, no puedo describir lo que siento... Quizá un "te amo" podría describirlo mejor.

Mikasa abrió los ojos como platos, acaso era real?!

-Eren... -No pudo terminar cuando  los labios de Eren se unieron a los suyos. Un beso tan cálido y suave que movió hasta el último rincón de su cuerpo.
De pronto Armin llegó.

-Perdón Eren pero nos tenemos que ir. Vienen para acá.
-Maldicion. Armin entretenlos para poder salir. Lo siento Mikasa pero, aún no termina la noche -sonriéndole-.

El ojiverde tomó a su chica de la mano y salieron corriendo, brincando ágilmente la cerca que se encontraba ahí. Tal como en los viejos tiempos.
Ambos se encontraban realmente felices, hace mucho que no sentían esa felicidad.
Anduvieron caminando entre los árboles, recostándose en el pasto contemplando la noche estrellada, disfrutando de su compañía.
Comenzó a descender la temperatura, él sintió que la pelinegra comenzaba a enfriarse.

-Vamos Mikasa, es hora de irnos ya es muy tarde.
-No quiero irme. -con su vista al cielo.
-Vas a resfriarte -poniéndose encima de ella apoyándose con sus manos.
- No quiero que termine la noche.
-Va a terminar dentro de poco -levantándose y cargando a la pelinegra en su hombro- pero tenemos más noches por disfrutar.

Mikasa bajó para caminar junto al castaño. Llegaron a la habitación. La chica abrió la puerta silenciosamente ya que todos se encontraban durmiendo, tomó a Eren del brazo y lo jalo velozmente cerrando la puerta.

-¿Mikasa qué haces? Ya tengo que irme.
-Dijiste que la noche aún no terminaba, así que termínala conmigo.
-Pero si nos descubren...
-Nadie lo hará -atracando la puerta con la silla, para cargar a Eren y llevarlo a la cama.
-¡Mikasa ya te dije que no me gusta que me cargues!
-Solo hay que dormir -poniendo un dedo en los labios del chico para que callara-.

Eren sonrió ante la insistencia de ella, la rodeó con sus brazos, entrelazaron sus piernas quedando aún más cómodos pues no querían separarse ni un poco. Él acarició delicadamente su cabello, recorriendo su rostro, llegando a sus labios, delineándolos y sin poder resistirse besarla nuevamente, un beso largo y delicado.

-Descansa Mikasa.
-Descansa Eren.

Errores del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora