Final

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Mikasa no encontraba respuesta. Muy abrumada salía a buscar a los pueblos cercanos sin rumbo fijo.
Juraba que cuando encontrara a Levi lo mataría, pues sabía que nada bueno tenía esta desaparición.

Pasó una semana más y ella se encontraba devastada. Dispuesta ya a adentrarse en su habitación y no salir más por lo que restaba del día, de pronto vio a lo lejos una carreta dirigida por el capitán Levi y dos encapuchados detrás de él. El corazón le palpitó aceleradamente y corrió a la mayor velocidad que le permitían sus pies.

Cuando llegó la carreta ya se encontraba vacía. Busco en la celda pero no encontró a nadie, continuó con la oficina de Levi pero corrió con la misma suerte, haciéndola pensar por un momento que quizá había sido una jugarreta de su mente. Dispuesta a alejarse pudo escuchar voces en la de Erwin, acercándose poco a poco, abriendo instintivamente la puerta al escuchar a Levi.
Todos voltearon desconcertados.

-¡Otra vez tú Mocosa?! ¿Hasta cuando me desharé de ti? -exclamó Levi con un aire de pesadez.
-¿Dónde está Eren? ¿Por que te lo llevaste?!
-No es de tu incumbencia, lárgate ya.
-No me iré hasta que me digas dónde está y más te vale que no le hayas  puesto un dedo encima.
-¿ Sigues amenazándome?! Tsk... -velozmente tomó a Mikasa por los brazos, doblándoselos hacia atrás- Última vez que me amenazas Ackerman -diciéndole al oído- ahora vete.
-Levi suéltala ya -dijo Erwin- Mikasa pronto sabrás de la posición en la que se encuentra Eren, por el momento tenemos algo importante por resolver. Por favor retírate.

Sin más la pelinegra salió aún con más incógnitas.
Adentrada la noche no podía dormir tratando de averiguar qué era lo que tramaban los altos mandos con Eren.

Al día siguiente siguió sin noticias, dio una ronda por el pueblo y sin avistar nada nuevo regreso a encerrarse a su habitación. Cayó derrotada, no quería más que dormir.

Amaneció. Los rayos del sol pegaban en su rostro provocando que entreabriera los ojos y en un intento por cubrirse del sol pasó la manta por su cara.

-Ya no es hora de dormir.

Inmediatamente descubrió su rostro para buscar esa voz.

-No te había visto dormir tanto. Llevo horas esperándote.

Mikasa se lanzó hacia Eren tirándolo de la silla en la que se encontraba sentado. Abrazándolo desesperadamente para después alejarse y contemplarlo.

-¿No te han hecho daño? Ese Levi, lo haré pagar pronto. -provocando una risotada en Eren-.
-Tranquila, él y Erwin me ayudaron a buscar el perdón del Rey. Aún estoy bajo vigilancia pero puedo andar libre. Heme aquí.
-En ese caso lo dejaré vivir un poco más-sonriendo- entonces por fin te quedarás conmigo?
-Si también a mí me perdonas la vida si. -besándola aumentando poco a poco la intensidad- Sabes, creo que me gusta demasiado tu habitación.
-Ya lo sospechaba -riendo- pero eres bienvenido cuando quieras.
-Piensa bien lo que dices por qué no quiero que te arrepientas después. -con una mirada pícara.
-Haz que no me arrepienta entonces...

Comenzaron a besarse apasionadamente. No querían volver a separarse.
Sus manos tocaban cada rincón, cada centímetro de piel. Después ya no eran sólo sus manos, ahora también sus bocas querían deleitarse con los sabores de cada uno.
Eren la tomó entre sus brazos levantándola mientras ella enredaba sus piernas en las caderas de este, la llevo hasta la pared para sostenerla mejor. Mikasa se sacó el camisón dejando su busto al descubierto, el ojiverde no tardó en aprovechar, acercando sus labios hacia ellos, usando su lengua, le encantaba su sabor,  toda ella le fascinaba. Pasaba de uno a otro. Hasta que paró, dejó su frente apoyada en sus pechos para después mirarla unos segundos y besarla nuevamente en sus labios.
La sentó en la cama para quitarse sus prendas impaciente. Los besos continuaron, Mikasa no podía despegar las manos de sus bien torneados músculos, incrementando cada vez más su temperatura.
Eren retrocedió para admirarla, se acercó nuevamente, deslizó sus dedos por sus piernas para abrirlas poco a poco, se puso de rodillas y sus labios se adentraron en su sexo. Quería darle placer de todas las maneras posibles. Movía su lengua de arriba a abajo, en círculos y succionaba. Ella se aferraba a las sábanas, después del cabellos de éste, eran demasiadas sensaciones hasta que ya no pudo contenerse más, derramando su hiel.
El ojiverde contento pero aún no satisfecho la tomó nuevamente entre sus brazos para recostarla y él encima. Beso cada parte de su abdomen, sus senos y después su boca. Mordía con cuidado pero con bastante pasión sus hombros, su cuello y sus labios. La azabache se sentía en el cielo con tanto placer.
Él comenzó a deslizar su lengua en el cuello de ésta cuando la pelinegra sintió como la iba penetrando lentamente, sintiendo centímetro a centímetro cómo se iba desplazando en su interior. Poco a poco inicio el vaivén. Eren gruñía, sentía como sus paredes lo abrazaban, el fuego en sus ojos se incrementó y la intensidad iba en aumento. Mikasa se aferraba a su espalda, sin darse cuenta encajaba un poco sus uñas pero ninguno de los dos lo notaba.
Jeager salió y la colocó encima de él. Ahora ella controlaba las estocadas, cada vez más profundo.
Eren admiraba la imagen de ella sobre él, su rostro encendido de placer, sus mejillas sonrojadas y su busto moviéndose al mismo ritmo, no cambiaria esa imagen por nada del mundo. Veía cómo se retorcía de satisfacción, pero no le bastó, llevó sus manos a su sexo, tocándola mientras ella seguía moviéndose, incrementando el extasis en la azabache, un extasis que casi la aturdía. El calor en su interior aumentó, se movió aún más rápido llegando a la cúspide nuevamente, llevándose sus fuerzas. Se recostó sobre el pecho de Eren, escuchando los acelerados latidos.
Entonces el la abrazó, la levantó nuevamente con las piernas en su cintura e inició nuevamente con las estocadas, ella no podía creer que pudiera sentir tanto deleite, se aferró a los hombros del ojiverde mientras el seguía, sé preocupó un poco de que él pudiera cansarse teniéndola en sus brazos, él notó la preocupación en sus ojos, así que la beso y comenzó con movimientos aún más rápidos apagando rápido la preocupación. La intensidad de los besos y los movimientos cada vez más veloces y profundos provocaron que él no pudiera contenerse más llegando a tocar el climax. Apoyaron sus frente y sin poder evitarlo se sonrieron el uno al otro, aún con sus respiraciones agitadas.
La llevó hasta la cama, se recostó a su lado y cerraron los ojos, disfrutando de su calor.

-Te amo Mikasa
- Yo también te amo Eren

Los días pasaron. Eren seguía bajo el cuidado de Levi aún que por momentos se escapaba para pasear con Mikasa y pasar tiempo juntos.
Salieron a expediciones, ambos hacían un gran equipo para deshacerse de los titanes.
Un día Erwin mando llamar a Eren.

-Eren tengo noticias de parte del Rey. Ha llegado una carta para tí. El Rey de absuelve de culpa y se te considera nuevamente de confianza. Ya puedes andar libre nuevamente, no más seguir a Levi por todas partes.
-¡Mu... muchas gracias capitán!
-Por favor Eren aprovecha esta nueva oportunidad, sabes que ya no habrá otra.

Eren salió corriendo en busca de Armin. Lo encontró y lo llevó hasta donde no pudieran escucharlos.

-Armin. ¡Soy completamente libre!
-¿Hablas en serio?!
-¡Claro! Quiero darle la sorpresa a Mikasa pero tienes que ayudarme.
-¿Ahora que voy a hacer?
-Ayúdame a pensar, pero tiene que ser pronto, no quiero que se entere por alguien más.

Llegó el día de descanso. El ojiverde fue por Mikasa y la llevó a pasear por el pueblo. Comieron y regresaron. De pronto la guió hasta el muro.

-Ven Mikasa, hay que subir.
-Eren por qué quieres subir? Hoy es nuestro descanso.
-Ven, tengo que hablar con alguien.

Subieron y ningún guardia se encontraba, cosa que extrañó a Mikasa.

-No hay nadie Eren, debemos avisar a Levi. -El ojiverde la abrazo y plantó un suave beso en sus labios, le dio la vuelta para abrazarla por detrás-.
-Mikasa, sabes que haré todo lo posible para que un día podamos salir y disfrutar de lo qué hay afuera. Conocer todo lo que nos ha contado Armin. Solo quiero saber si estás dispuesta a seguir luchando a mi lado, hasta el fin.
-Sabes que así lo haré y no dudes de eso. -Eren sonrió-
-Eso es lo que quería escuchar. -La tomó de la mano y la volteó hacia él. -Mikasa, soy libre. -La pelinegra no pudo contener su emoción y lo abrazó con todas sus fuerzas-.
-¿De verdad?!
-Si pero déjame continuar. -Mikasa enmudeció preocupada- Ahora estoy seguro de que nada podrá alejarte de mí, y que quiero luchar contigo a mi lado. Es por eso que quiero saber si te gustaría unirte a mi. ¿Quieres casarte conmigo?

Mikasa palideció y las lágrimas brotaron de sus ojos, lo abrazó nuevamente.

-Si, Eren. Si quiero casarme contigo.

Se unieron en un beso y bengalas comenzaron a pintar el cielo.
Esta vez nada alejaría a Eren de Mikasa, ya había pagado caro sus errores. Esta vez protegería a Mikasa y nada ni nadie iba a poder distanciarlo de ella.

FIN.


Lamento haber tardado tanto. Espero les guste.
Un abrazo y gracias por el apoyo
Los quiero!!!

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2019 ⏰

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