Capitulo 8

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Desde el día de la caballería Jean se había propuesto alejar a Mikasa de Eren pues ante sus ojos nadie era digno de tocarla y el ojiverde había pasado ese límite. Perdía la mente cada que veía a Jeager  acariciar la blanquecina piel de La azabache.

Mientras tanto la pareja se encontraba más feliz que nunca. Disfrutaban cada momento que pasaban juntos, sobretodo los momentos que pasaban a solas, los cuales no eran muchos debido a su actividad con la legión y a los experimentos a los que sometían a Eren pues lo dejaban agotado.
Hasta que un día les permitieron un descanso, el cual no iban a desperdiciar.

-Mikasa ¿que te gustaría hacer el día de hoy?
-Vamos a cabalgar Eren. Le he tomado gusto a los caballos.
-Está bien. Pero te advierto que ya tengo un plan para la tarde.
-Vamos entonces.

Cabalgaron la mayor parte de la mañana. Recorrieron los grandes campos de verde follaje, descansando en momentos acostados en el pasto disfrutando de sus labios y de pequeñas caricias que se daban el uno al otro.

-Mikasa ya tenemos que regresar.
-¿Tan pronto?
-Recuerda que tengo planes para nosotros y necesitamos energías para eso.
-No querrás ir a matar titanes ¿verdad? -provocando una carcajada de Eren.-
-Ya verás. Vamos que tenemos que ir a comer.

Regresaron a comer y ya satisfechos Eren se fue a darse una ducha, decidiendo Mikasa hacer lo mismo.
La azabache tomaba su ducha cuando silenciosamente Jeager se metió a su habitación, no quería que ella lo notara, dio un pequeño vistazo e ingresó, tomó la toalla y mientras ella terminaba él gozaba mirar la silueta detrás de la cortina.
La pelinegra cerró la llave de la regadera, abrió la cortina llevándose un susto al mirar al castaño, el cual se encontraba con la toalla extendida para que la chica la tomara, cubriendo sus ojos con la misma para no ver su desnudez.

-¡Eren ¿por qué estás aquí?! -sonrojada, arrebatándole la toalla y cubriéndose-.
-Quería darte una sorpresa y no podía esperar a verte. -con los ojos cerrados- ¿ya puedo mirar?
-Si. Pero vas a tener que voltearte para vestirme.
-¿Recuerdas los planes que tenía? -acercándose lentamente- pues no es necesario que te vistas para lo que tengo en mente. -abrazándola-.
-E..Eren espera. Tengo que ponerme algo. -nerviosa y ruborizada.-
-Mikasa quiero estar contigo, son pocos los momentos que estamos juntos y extraño tenerte entre mis brazos como aquella noche. Te veo en el entrenamiento y no sabes él deseo que me provocas. -deslizando su mano por su cintura.- Te amo Mikasa, aprovechemos este momento. -besándola-.

Separaron sus labios y al no haber objeción por parte de La azabache el castaño cargándola la llevó a la cama. Él se separó, dejándola sentada. Fue a una mesita que se encontraba en la habitación y sacó una pequeña canasta con comida.

-Dijiste que te gustaría que te cocinara, así que aquí está, deseo concedido. No podía venir con las manos vacías -acercándose a ella- y así no tendremos que salir cuando nos dé hambre -dándole un beso- entonces ¿que te parece mi plan?
-Me gusta. -risita- Gracias por la comida Eren.

Él se arrodilló al pie de la cama quedándo su cara a nivel de los senos de ella, la pelinegra inclinó su cabeza besándole, esta vez fue un beso largo y tierno.
El castaño se separó y deslizó delicadamente la toalla dejando al descubierto su busto, mirándolos y después mirándola a los ojos. Tratando de que no se avergonzara comenzó a besar su cuello descendiendo hasta llegar a sus senos tomándolos con las manos pero sin dejar de besarlos, llegando a su centro y succionando suavemente, cosa que hizo estremecer a la pelinegra, él lo notó y continuó con el siguiente para después separarse y contornearlos con los dedos, quería contemplarlos, eran perfectos para él.
Se puso de pie, pudiendo ver Mikasa el bulto que ya se pronunciaba debajo de su pantalón; procedió a quitarse la camisa y se abalanzó hacia ella haciendo que se recostara.

-Mikasa -acariciando su cabello- Eres hermosa.

Besándola nuevamente. Tocando cada parte de su cuerpo fue bajando besando la línea media, descendiendo por su vientre en donde se enderezó para poder quitar la toalla que aún cubría la intimidad de la chica. Acaricio sus piernas para después besarlas. Se detuvo para quitarse el pantalón liberando la gran ereccion que ya mantenía.
Volvió a recostarse sobre la pelinegra juntando sus labios nuevamente pero esta vez encontrándose con sus lenguas mientras Jeager bajaba su mano hasta su intimidad recorriendo la húmeda hendidura masajeando suavemente pero mientras más la tocaba Mikasa comenzaba a gemir del placer por lo que él también aumentaba la intensidad. La pasión subía a cada segundo embriagándolos en él, de pronto ingresó uno de sus dedos en su interior, escuchándose un alarido ahogado de extasis.
Eren se excitaba cada vez más al ver cómo su chica disfrutaba de su tacto. Ingresó un segundo dedo, salían y entraban, el ritmo iba en aumento, ella se retorcía tomando las sabanas entre sus manos ante tantas sensaciones que ya no podía contener.

-Eren... espera... -apenas audible- Eren...!!!

No pudo continuar cuando todo su cuerpo comenzó a contraerse en su interior. El ojiverde sacó sus dedos empapados de la esencia de Mikasa. Él ya no resistía más, tenía que entrar en ella.
Se acercó a sus labios salvajemente, dando pequeños mordiscos en cada labio, eso le encantó a la pelinegra quien se encontraba recuperando fuerzas.

-Mikasa ya no te resisto, necesito estar dentro de ti.
-Hazlo...

Eren sonrió con fuego en la mirada. Tomó la mano de la azabache poniéndola sobre el miembro de éste, asombrándola pues nunca lo había tocado, provocando un pequeño gemido en él.

-¿Aún quieres que entre?
-Si... -algo temerosa, pues no lo recordaba de ese tamaño y grosor.
-Como lo ordenes...

La penetro despacio pero saboreando cada centímetro que ingresaba, ya dentro comenzó ese vaivén aumentando poco a poco la velocidad.
Ella solo tapaba su boca, no podía contener tanto placer. Al verla le quitó las manos para besarla.

-Quiero escucharte.

Abrazándola y poniendo su cabeza en su oído pues escucharla lo encendía aún más.
Subío la temperatura, ya no podía con tanta excitación.

-Ya no puedo más.

Se puso de rodillas sin salir de ella, tomando sus caderas para elevarlas y dar estocadas más profundas elevando la velocidad hasta que llegaron los dos al climax, saliendo rápidamente para evitar eyacular dentro.
Se tumbó a su lado dándole pequeños besos en su rostro, terminando con un beso lento en los labios.

-Quisiera estar así todo el tiempo.
-Yo también Eren. Nunca me había sentido así.
-Podría hacerte sentir así las veces que quieras -sonriéndole pícaramente- creo que me ha dado apetito. Me acabaste Mikasa.
-Tú has hecho todo -ruborizada- No puedes culparme.
-Tenemos provisiones. Para esto la traje por qué todo este día eres mía y prefiero gastarme todas mis energías contigo a acabármelas con Hanji.
-¿como que con Hanji? -frunciendo el ceño ante los celos-.
-No seas tonta Mikasa, me refiero a los experimentos, sabes que siempre termino acabado. -riendo- Todo lo que quiero está aquí contigo -besándola- comamos que nuestro plan aún no termina...


Jean había salido a cabalgar regresando muy tarde. Al caminar hacia el cuartel notó que había luz aún en el cuarto de Mikasa.

-"Piensa mal y acertarás" ese idiota...

Apresuró su paso llegando a la habitación de Eren, tocando su puerta con bastante fuerza, pero nadie abrió confirmando sus pensamientos.

-Ese idiota de mierda... no puede seguir así...



ME ALARGUÉ UN POCO PERO ESPERO SEA DE SU AGRADO ;)

Errores del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora